El conflicto entre Israel y el grupo militante Hezbollah ha alcanzado un nuevo pico de violencia, con ataques aéreos que han dejado cientos de víctimas. Según las autoridades libanesas, los bombardeos israelíes sobre el sur del Líbano, específicamente en el distrito de Nabatiyeh y el valle de la Bekaa, han causado la muerte de al menos 182 personas y más de 700 heridos.
Estos ataques se han descrito como los más mortales en la región en un año.
El gobierno israelí confirmó que sus fuerzas han atacado unos 800 objetivos relacionados con Hezbollah, como misiles, bases de lanzamiento y depósitos de armas. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, afirmó que estos ataques buscan prevenir futuras amenazas y continuarían hasta garantizar la seguridad en la región.
Por su parte, Hezbollah lanzó múltiples proyectiles contra objetivos militares en el norte de Israel en represalia, aumentando la tensión en la frontera entre ambos países. Este intercambio de ataques ocurre en un contexto ya volátil debido al conflicto entre Israel y Hamás en Gaza.