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Escándalo en Francia: Brigitte Macron llama “zorras estúpidas” a activistas feministas y desata ola de críticas

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La filtración de un video en que la primera dama de Francia, Brigitte Macron, llama “zorras estúpidas” a un grupo de activistas feministas ha detonado una crisis mediática y política en el país, reavivando viejos debates sobre libertad de expresión, violencia de género y responsabilidad pública.

El incidente ocurrió detrás del escenario del teatro Folies Bergère en París, donde la señora Macron se encontraba con el humorista Ary Abittan, poco antes de su presentación. Abittan había confesado sentirse asustado tras una protesta del colectivo #NousToutes —integrada por mujeres que interrumpieron su show en días previos, denunciándolo públicamente como presunto violador. Aunque los cargos en su contra fueron sobreseídos en 2024 por falta de pruebas, la movilización generó polémica. 

En el video, al escuchar que Abittan manifestaba su temor, Brigitte Macron respondió con el insulto: “Si hay algunas zorras estúpidas, las echaremos”, refiriéndose a las manifestantes.  Su oficina justificó la frase argumentando que no atacaba al feminismo en sí, sino al “método radical” de protesta que consideraban inapropiado. 

Sin embargo, la repercusión fue inmediata y masiva. Políticas, activistas, figuras públicas y ciudadanos repudiaron las declaraciones, considerándolas un grave menosprecio hacia las mujeres y una muestra de misoginia desde las altas esferas del poder.  Entre quienes exigieron una disculpa pública se encuentran exfuncionarios y representantes de partidos de izquierda, que señalaron que este tipo de expresiones socavan la lucha contra la violencia de género y la credibilidad del discurso público sobre igualdad. 

La controversia no solo cuestiona la responsabilidad individual de quien pronunció la frase, sino que pone en el centro el debate sobre el papel que deben tener las figuras públicas en la defensa de causas como los derechos de las mujeres, la presunción de inocencia, la justicia y la libertad de expresión. También revive la discusión sobre cómo equilibrar el derecho a protestar —especialmente en casos de violencia sexual— con la protección legal de personas absueltas judicialmente.

Este suceso marca un antes y un después en la imagen pública de Brigitte Macron. Conocida hasta ahora por mantener un perfil sobrio y moderado, la primera dama se ve ahora envuelta en acusaciones de hipocresía y misoginia, lo que podría generar un desgaste significativo al sistema político, especialmente si no ofrece una respuesta clara ante la indignación generalizada.

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