Por: Ismael Méndez Camargo.
En días pasados un grupo
de personas, entre alumnos y tutores de la escuela preparatoria número dos de
la Universidad Autónoma de Yucatán ,
bloqueó la confluencia de las calle sesenta y cincuenta y siete del Centro Histórico
de Mérida, en apoyo de una alumna del
referido centro escolar y que responde
al nombre de Valeria y cuyo padre de nombre José Manuel Quiñones, quien manifestó
en el patio central del hoy llamado centro literario universitario todo el
suplicio a que han sido sometidos desde hace más de un mes por parte de un
abogado al parecer de la Arquidiócesis de Yucatán, que los ha presionado para
desistirse en contra del agresor de la menor, todo ello ante la presencia de
medios informativos y periodistas de la localidad, pues la adolescente fue
vulnerada por un maestro
Se supone que las autoridades
universitarias tienen un protocolo para proteger a los estudiantes de las
agresiones de los maestros o empleados de la Universidad Autónoma de Yucatán,
que por lo visto es totalmente inoperante, y no se ajusta a la defensa de los
derechos de los menores que asisten a los centros de bachillerato. Valeria fue
agredida por un maestro que no solo la acosó en su momento, sino que también
tuvo hacia ella un acto sexual lascivo a cambio de su silencio para no ser
perjudicada en sus calificaciones, además del suplicio que sufrió la alumna al
seguir conviviendo con su agresor.
Falta todavía investigar
por qué la directora de la escuela Beatriz Novelo Covián, no ha tomado cartas
en el asunto, cuando ella como maestra con cierta antigüedad del citado plantel
tiene conocimiento de todos los abusos que se han cometido en contra de
empleados y sobre todo de alumnos por parte de docentes varones, muchos de
ellos homosexuales que se aprovechan de su cargo para presionar a los alumnos del
mismo sexo con actos indebidos a cambio de calificaciones. Cabe recordar dos
casos de las misma escuela, uno de ellos más reciente cuando un maestro de
apellido Cob, que se desempeñó un tiempo como coordinador y luego volvió a sus
horas de grupo, tuvo relaciones con un adolescente de primer año, quien cambió
de manera radical su comportamiento personal por el abuso que seguía sufriendo
por parte del docente, hasta que su padres tomaron conocimiento del asunto y el
maestro de química fue denunciado
penalmente y obligado a firmar su baja, cuando estaba a dos años de su
jubilación y por supuesto separado de su trabajo.
En el año 1999 un maestro
de apellido Peniche que es abogado, con malísima fama de abusador sexual hacia
alumnos del sexo masculino dentro del
seno de las escuelas particulares, fue reprendido de gran manera por la
directora Teresita Gómez Lizarraga por quejas de los alumnos que eran
frecuentemente molestados por el referido profesor de historia, que quiso
seguir haciendo todas sus bajezas que efectuó con alumnos de otras instituciones,
aprovechándose del bajo rendimiento académico de los discípulos más flojos de
cedían a los bajos instintos del profesor, y que trajo como consecuencia que se
le retiraran todas sus horas de contrato, conservando únicamente unas cuantas
horas de base, mismas que sigue impartiendo hasta la fecha a pesar de que es
una persona cercana a los setenta años, pues ingresó siendo mayor al sistema
de bachillerato de la UADY.
Hace aproximadamente un
par de años ocurrió un caso similar a una alumna por parte de un maestro de
tecnologías de la información de la escuela preparatoria número uno de la misma
universidad, que terminó con el cese del docente, ante las presiones de padres
de familia y alumnos que se manifestaron en las puertas del inmueble escolar y
también en el edificio central de la UADY, con una marcha que se le llamó de
las cacerolas, pues los asistentes se presentaron con ollas y cacerolas que
usaron como tamboras apoyándose con unos palos y martillos para hacer ruido,
en este evento se solicitó que el rector
José Williams, saliera de su oficina a dar la cara y nunca lo hizo, de manera
personal, utilizando los medios informativos y electrónicos para dar su dicho,
pero en sí el protocolo de protección que no es muy claro, nunca se activó.
Sería muy conveniente que
este mecanismo de defensa para salvaguardar la integridad física y emocional de
los que pudieran ser afectados, se diera a conocer a la sociedad universitaria,
ya que al ser de observancia general y a la vista de todos, se puedan
establecer controles efectivos y seguros. Ahora bien, resulta irónico y falaz,
que un rector como Williams pueda tener una idea y sensatez ante estos acosos,
siendo que es de todos conocido su poca moral y respeto a sus compañeras de
trabajo, ya que en muchos casos se le ha relacionado con relaciones
sentimentales con varias de ellas, no siendo únicamente el actual rector, sino
también de sus antecesores.
Hace algunos años, más de
doce aproximadamente, hubo un caso muy
sonado el del señor rector Dájer que tuvo una relación de pareja con una
empleada, que incluso vivió varios años con una señora de apellido Barreiro,
que dejó de ser trabajadora activa y se volvió ente de quincenas para no decir
aviadora, siendo un acto ilícito dentro de la universidad, pues cobra y no
trabaja, sería bueno saber de dónde salió el dinero para hacerle una gran casa
en Residencial Pensiones, muy cerca de un super mercado del área, con todo y
que la susodicha terminó su matrimonio para dedicarse al rector en turno. Por
tanto sacamos en conclusión ante las evidencias de los casos de abusos sexuales
antes expuestos y de la poca moralidad de los jerarcas universitarios que nunca
dan la cara para apoyar a las personas afectadas y que no saben aplicar los
recursos de los citados protocolos, la comunidad estudiantil está expuesta hoy
más que nunca a ser lastimados y sus familias también, sobre todo en lo
emocional y nadie hace nada para restituir el daño moral.