Por: Cristina Padín
Y les dijo la profesora en el bello último día de trimestre
que el 21 de diciembre se celebra el Espíritu de la Navidad. Y hablaron en
clase y pusieron ejemplos..
Y supieron los pequeños de nueve años que lo tenía, por
citar a alguien, la muchacha que se llamaba O, que prestaba su dinero al vecino
aunque ella comprara menos libros..
Y no lo tenía el que rezaba mucho pero actuaba poquito.. así
nada de nada..
Que lo tenía la chica del bar, no poseía buena economía pero
jamás dejaba a nadie sin un café o un té, A era su nombre. Lo tenía también M, siempre
enviaba postales..
Carecía de él la que alardeaba en instagram de viajes y ropa
carísima.. tan hueca..
Lo tenía la monja, recogía juguetes para niños necesitados;
lo tenía F, que ofrecía valentía siempre que era necesaria; lo tenía B, dulce
torero mayor que obsequiaba capotes..
No lo tenía el que únicamente decía palabras bonitas por
algún interés.. tan falso..
Y el Espíritu de la Navidad estuvo muy de acuerdo: hay más
aroma navideño en una tortilla compartida
que en una cena de postureo.. Aplaudió y sonrió..
Cada año se cansaba más de la tontería de la época..
Al espíritu de Navidad
A la memoria de Charles Dickens
A mis queridos A, M, B, D, F
A los valientes
A Galicia. Vamos por la primera/quinta con espíritu
A Grethel
A Luis
A los M
A las personas de verdad. Las huecas aburren
Al toreo y a toreros mayores
A los profesores: grandes héroes