La Revista

Felipe Carrillo Puerto, el rojo del Mayab

Era una isla frente a la casta de los blancos, una ebullición libertaria, pero también él, lejos de cercenar el rompecabezas de la federación,amalgama su pieza que es su estado natal, Yucatán, con el Estado mexicano poco más que centenario en ese momento. Fue más que el intérprete del maya al castellano, fue el traductor de que la revolución no era un tema lejano a los suyos sino conjunto de causas sociales que contribuyen a liberar al indígena, al ciudadano de pie, a dar voz a la mujer, a acercar la Constitución de 1917 al territorio que por siglos tuvo más relación con Cuba o República Dominicana que con la Ciudad de México. ¿Cómo inició ese acercamiento de la Carta Magna? Primero, traduciéndose al maya, después en la lucha sin cuartel que es el poder y sus vericuetos que lo sacrificaron en la cobardía de una rebelión que parece desquitó su rabia fusilándolo. Lector del anarquismo ruso supo entender que los partidos políticos edificaban más que la figura caciquil el entramado de ir armando esas dos palabras que siguen esperando resolución; justicia social.

Muy joven supo que la palabra escrita era como el sable para luchar contra la tiranía y sus letras aparecieron en el Heraldo de Motul, su ciudad. Pocos saben que a Carrillo Puerto y a Salvador Díaz Mirón los iguala el duelo en el que supieron dar el tiro certero al contrincante y salvar el pellejo. Al yucateco le tocó estar preso para después viajar hasta Cuautla, Morelos y empaparse en el movimiento agrario zapatista que influyó notoriamente en su carrera política además de su vocación por la organización social y la dirigencia del Partido Socialista del Sureste. Carrillo Puerto enfrentó el dilema del monocultivo del Henequén que llegaría a su fin años después por externalidades que le marcaron una dura caducidad (a partir de 1918), pero también entendió que el reparto agrario,como tal, es una cadena más pesada que el latifundismo sino va acompañado de programas técnicos, capacidades financieras y una auténtica organización productiva. Carrillo Puerto advirtió: “La consecuencia más inmediatamente obvia y la más difícil de alcanzar, es la diversificación de cultivos, como resultado de la distribución de ejidos”.

Supo que el congreso era esencial para dotar un debate constructivo sobre una tribuna constituyente y sin amilanarse a la derrota supo ser diputado suplente en Querétaro en 1917 para después ser diputado local propietario y líder del congreso yucateco hasta alcanzar la gubernatura proclamando ser el “primer gobierno socialista de América”. Durante el gobierno que encabezó más allá de la discusión de la expropiación de grandes haciendas de la “casta divina” y su fundamentación en el artículo 27 constitucional que fue también un acto de justicia para frenar la relación casi esclavista de mayas en grandes propiedades, posibilitó el esfuerzo de la emancipación maya como ciudadanos libres del nuevo Yucatán, como el propio Carrillo Puerto, no se cansó de decir. La creación de la universidad Nacional del Sureste y la escuela racionalista fueron instrumentos para el desarrollo y también para la resistencia.

La rebelión delahuertista en contra de ÁlvaroObregón y Plutarco Elías Calles persiguió a un Carrillo Puerto con la armadura del valor, pero sin parque para luchar. Su barco de huida falló y el naufragio se tradujo en su aprehensión y fusilamiento a pesar de las órdenes desde el centro de que se resguardara su vida. Obregón, señalaría después de asesinato del líder rojo del sureste: “Don Adolfo de la Huerta comprenderá la monstruosidad de su crimen cuando reciba las protestas furiosas que lanzarán los trabajadores de todo el mundo”. Se cuenta que desde Moscú se envió un sentido pésame en virtud de que la revolución de octubre mandó a un representante a su toma de posesión como Gobernador electo de Yucatán.

Heredero de un padre que luchó en el juarismo y con una espléndida lectura del tiempo político para hacer patria con los postulados revolucionarios, Carrillo Puerto, es una pieza olvidada en la narrativa histórica nacional. Incluso como anécdota hasta los “huevos motuleños” tienen su paternidad cuando llegó a su casona con su comitiva y encargó con lo que hubiera en la cocina, un almuerzo para los suyos. A veces muchas creaciones culinarias tienen antecedentes insospechados.

El presidente López Obrador decretó el 2024 año de Felipe Carrillo Puerto, pero olvida tres legados del yucateco: no basta una reforma agraria sin apoyo técnico al campesino, la educación es baluarte de la creación de ciudadanía y, por último, Carrillo Puerto supo entrar a la puerta grande de la historia por sus hechos desde el congreso, el partido (que supo integrarse al PNR) y la gubernatura, no por el decreto narcisista por el que busca ingresar a ella el actual mandatario tabasqueño.

El adoctrinamiento de la educación básica, la destrucción institucional del sistema educativo superior, la desaparición de la Financiera Rural, el debilitamiento de la banca de desarrollo e instancias técnicas como el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) junto al uso convenenciero de la historia nacional en su posición binaria elemental, deberían de avergonzar al actual ejecutivo federal frente al ejemplo del yucateco, “el rojo del Mayab”.

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