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Figuras yucatecas en la tauromaquia

Ariel Aviles Marin
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La Fiesta de Toros, se hace presente en Yucatán desde muy temprano, tanto así que, el primer documento que da noticia de la existencia de esta actividad en Yucatán, data del S. XVI, y es una carta de Don Diego Quezada, Gobernador y Capitán General de Yucatán dirigida al Obispo Francisco del Toral, en el sentido de que, al solicitar el prelado el pago del diezmo a los indios naboríes, el militar le responde que: “Estos han cumplido con este pago con su participación en la construcción de las plazas de toros”, refiriéndose desde luego a nuestros tradicionales tablados. Otro importante documento, es un cartel del año 1673, en el que se anuncia ya, la realización de una feria de varias corridas. Sin embargo, pese a su tan lejana aparición, es realmente en el S. XX, que se viene a consolidar en Yucatán la Fiesta de Toros, con el surgimiento en 1900, del Circo Teatro Yucateco, y la Plaza de Toros Mérida, en febrero de 1929. Existen muy pocas fuentes documentales que nos permitan hablar de las figuras de la tauromaquia en Yucatán en estos siglos de la colonia y del México recién independizado, así que nos centraremos en las figuras surgidas en el S. XX.

Al amanecer del S. XX, un grupo de jóvenes integra una cuadrilla que empieza a recorrer todo el estado, lidiando en ferias y fiestas de los Santos Patronos, y posteriormente se transforman en una trupé de charlottes, ganando gran popularidad en todo el sureste. Entre los integrantes de esta generación que abrió brecha, debemos mencionar a José Andrés Espinosa, quien fue el primer Juez de Plaza de Mérida; Alfonso Sánchez Tenorio, el popularísimo “Chúcuru Sánchez”, también popular actor; y Ernesto Pacheco Zetina, el popular “Xándara”, quien fue el segundo Juez de Plaza de nuestra ciudad y lo fue por más de cuarenta años. Paralelamente a estas figuras, otros yucatecos van destacando como integrantes de las cuadrillas de destacados matadores de toros mexicanos. El más importante sin duda, lo fue Manuel Gómez Blanco, quien fue el peón de confianza de muchas figuras muy destacadas de la baraja mexicana. Manuel Gómez, era originario de Motul; se hizo muy popular con el sobrenombre de “Plees”. Fue un gran subalterno, y sabía ejercer la brega cómo muy pocos lo han hecho. Su gran habilidad para correr al toro a una sola mano, para enseñar a su matador las cualidades del burel, ha sido igualada por muy pocos después de él. En esa misma generación, hay que destacar a Don Roque Miranda, gran banderillero, y quien por muchos años elaboró las banderillas usadas en el Circo Teatro Yucateco y la Plaza de Toros Mérida. Muy destacado banderillero, lo fue también su hijo, Víctor Miranda.

Entre los varilargueros, Yucatán abonó al gremio varias figuras destacadas; el más antiguo lo fue el popularísimo “Macalú”, hombre afrodescendiente y cochero de oficio. Este singular personaje, fue picador en la época en que aún no se usaba el peto, y que por ello, el reglamento indicaba: “Después de muertos ocho caballos por un toro, no se sacará ninguno más”. Pues el buen Macalú, usaba el caballo de su propia calesa, en el cual confiaba plenamente, y aunque parezca increíble, era tan hábil con la garrocha, que el cuaco salió al ruedo por mucho tiempo, sin ser tocado por ningún toro. Luego vino una célebre mancuerna de picadores yucatecos, que hicieron época, sus nombres de pila no se han conservado, y sólo se les recuerda por sus apelativos de batalla: Camperito y Jabonero. Por muchísimos años, en el Circo Teatro y en la Plaza Mérida, este par de varilargueros, actuaron como una inseparable mancuerna, y cubrieron el tercio de varas por un período muy largo.

Y en el renglón de los matadores, hay que señalar a las figuras que han destacado en la baraja mexicana. En primerísimo lugar, hay que destacar al hábil matador yucateco, Antonio del Olivar, quien tenía la poco frecuente habilidad para “hacer a su toro”, es decir, tenía una capote que sabía meter en orden al astado, y ahormar su embestida a su conveniencia, y una muleta poderosa y mandona, que terminaba de dominar a la noble bestia. En el túnel de cuadrillas de la Plaza Mérida, existe una placa que inmortaliza una gran faena de este diestro; y hace apenas cuatro años, su retrato fue incorporado al Salón de la Fama del Deporte en Yucatán. Hay que señalar también, a la  dinastía originaria de Maxcanú, Álvaro Cámara padre y Álvaro Cámara hijo. Al padre, yo le vi tomar la alternativa en la Plaza Mérida, en 1960, de manos del “León de Tetela”, Joselito Huerta, y como testigo, precisamente Antonio del Olivar, con el toro “Media Luna” de Pepe Ortiz. En Álvaro Cámara, se cumplió el dicho de que: Nadie es profeta en su tierra. Cámara, tuvo que ejercer su tauromaquia en Perú, donde alcanzó un éxito muy destacado. Álvaro Cámara hijo, nació en Perú, fue un destacado novillero, pero muy pronto tuvo que dejar los ruedos, una gravísima cornada le intereso la arteria femoral y la vena safena, y obligó a su retiro de la lidia.

Recordamos también, a la torera yucateca Lupita Puga, de breve carrera. Tomó la alternativa en el Circo Teatro, pero permaneció muy poco tiempo activa. Otra importante dinastía yucateca, es la de los López. Carlos López, “El Mayoral” y sus hijos Carlos y Lupita. Esta dinastía es originaria de Tahmek. La figura más destacada es Lupita López, quien tomó la alternativa en la Monumental Plaza de Toros México. Lupita, es una profesionista, es Licenciada en Nutriología por la UADY, pero una enamorada de los toros, y sigue persiguiendo el sueño de ser una figura destacada en la tauromaquia mexicana.

Mérida, Yuc., a 7 de abril de 2021.

* Las fotos son de Salvador Peña

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