La Revista

Flamenqueando…

Cristina Padin
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El campo era un redondel o una llanura. O las dos a la vez! El verano se escribía en la piel…
atardecía en rosa y naranja a veces, y a lo lejos se escuchaba galopar un caballo… amarillo de oro en las tierras, regresaban los muchachos de arar y se dirigían a la plaza a beber algo… con la fresca saldrían las chicas a pasear… cada una soñando un sueño de amor…
Al alba se escucharían otros sonidos, también bellos… A aquella hora tañía una campana muy lejana y se oía el agua de la fuente… olía a vida y a mes de mayo, hacía calor, qué calor… una guitarra, la de él, rasgaba el tiempo, hechizaba el alma, enamoraba el corazòn… qué bien la tocaba! Sonidos flamencos! Pareciera que la guitarra fuera su novia, y él la besara…
Y así, tan flamenca, contaba la abuela a sus nietos cosas de antes…
Dedicado a todos los flamencos, hoy he estado mucho rato escribiendo sobre el tema
Dedicado a Anya
Dedicado a Lama de Gòngora
Dedicado a mi niño Luis

Cristina Padin
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