Sobran los motivos, por: Jordy R. Abraham
Hay
personalidades cuyas historias nos inspiran a luchar por nuestras metas. Se
trata de excepcionales casos de éxito que impresionan por la calidad de los
logros obtenidos. En los ámbitos deportivo, empresarial y artístico, se
encuentran destacados hombres y mujeres que rompieron paradigmas para dejar un
legado difícil de borrar.
Son
muchos quienes han intentado estudiar a estos ilustres personajes con el
propósito de hallar algún indicio que los acerque a la ansiada revelación del
secreto del éxito. Después de largas horas y una subsecuente frustración, lo que
estos curiosos han concluido es que no existen atajos ni fórmulas mágicas para
conseguir las metas anheladas.
Lo
que tienen en común líderes fuera de serie como Barack Obama, Malala, Michael
Jordan o Guillermo del Toro, es que el reconocimiento no les llegó de forma
automática, sino que fue producto de una persistencia implacable. Si acaso, una
cualidad los distingue del promedio de la gente, esta se relaciona con la
tenacidad para no desistir a pesar de los obstáculos presentes sobre el
trayecto.
Las
personas exitosas comprenden a través de la experiencia que los fracasos
temporales son inevitables cuando se aspira a una finalidad superior. Si
cedemos ante la desolación al enfrentar condiciones complejas, el éxito
parecerá inaccesible a nuestros ojos, imponiéndonos una barrera psicológica que
limita el margen de acción.
Por
el contrario, cuando planificamos a largo plazo, aprendemos a asimilar que
habrá factores imprevistos que dificulten nuestro ascenso a la cima. En todo
caso, más que tomarlos como crisis, debemos hallar en ellos oportunidades
importantes para aprender a superarnos y fortalecer el carácter personal.
Cuando la visión es amplia, las fronteras se borran y las posibilidades se
vuelven infinitas. No obstante, la paciencia desempeña un papel crucial.
Esperar la coyuntura propicia es cosa de sabios.
Para
acceder a la superación personal es menester sacudirnos la idea de que el éxito
es algo reservado a unos cuantos iluminados. Lo cierto es que todos tenemos el
potencial para desarrollar habilidades de liderazgo y comunicación. Desde
luego, el talento es un activo que ayuda a unos cuantos a sobresalir. Sin
embargo, el talento que no se cultiva con disciplina acaba por desperdiciarse.
En cambio, la tenacidad es capaz de transformar a un individuo ordinario en un
fuera de serie. La tarea no es sencilla, pero estamos llamados a emprender un
cambio para marcar la diferencia.
Imitemos
las virtudes que enaltecen la dignidad humana como la diligencia, la
generosidad y la humildad. Es bueno ser importante, no obstante, es más
importante ser buenos. No hay mayor éxito que el tener una conciencia tranquila
y la satisfacción de dar lo mejor de nosotros mismos, día tras día.
