La música popular refleja el sentimiento más profundo de sociedades enteras. Es en este arte donde las personas tienen acompañamiento especial a sus aspiraciones, a los rasgos que las distinguen frente a otros y retratan pasajes enteros de sus vidas en unas cuantas estrofas.
Por Max Cortázar
La expresión artística no sólo genera identidad nacional, sino que también tiende puentes de comunicación con otras culturas que, aún sin hablar el mismo idioma, encuentran elementos compartidos que dan sentido a lazos de reconocimiento y fraternidad en regiones del mundo, muchas veces lejanas a los contextos sociales donde estas piezas artísticas tienen origen.
Por eso la muerte de Juan Gabriel pesa tanto en el ánimo de nuestro país y capta la atención internacional. En un talento musical sin precedente visto por México, este músico michoacano avecindado en Ciudad Juárez y el Distrito Federal dejó inscrito en más de mil ochocientas canciones lo mejor de nuestros amores, lo más amargo de los inevitables desamores y un sinnúmero de razones por las cuales esperar mayores dosis de optimismo en los tragos amargos que la vida ofrece. Con gran maestría supo hacer himnos populares del lenguaje coloquial, que trascendieron barreras económicas, culturales, raciales y políticas dentro y fuera de la nación.
Pocos proyectos de promoción de México en el exterior son tan potentes como el éxito alcanzado por Juan Gabriel. Sus canciones fueron interpretadas por artistas de habla inglesa, francesa, italiana, alemana, portuguesa y turca, entre otras, lo que permitió poner en el ánimo de muchas nacionalidades el sentir del mexicano. Todo un talento rodeado de admiración en el mundo. Sólo así se pueden explicar que como intérprete haya vendido más de 150 millones de copias. La propia Sociedad de Autores y Compositores de México calcula que cada 40 segundos, en alguna parte del mundo alguien escucha una canción escrita por Juan Gabriel.
Será muy difícil encontrar en el futuro a otro gran artista que, con ese grado de sensibilidad y talento, cante las causas profundas de los mexicanos con la disciplina y la entrega que siempre le caracterizó, no sólo en su extensa producción discográfica sino también en presentaciones que superaban en duración a la de muchos artistas. Una intención que siempre le acompañó, desde aquellos años difíciles de la infancia donde queda huérfano de padre y se ve obligado a hacer del trabajo, herramienta para superar las serias limitaciones económicas que el entorno le impuso en esos años.
Fiel a su trayectoria, Juan Gabriel siempre llevó el nombre de nuestro país en alto en cada uno de los escenarios donde se hizo presente. La gira que, actualmente, realizaba por Estados Unidos con el espectáculo titulado MéXXIco es todo, llevaba un claro mensaje de fuerza para cada uno de nuestros paisanos, acompañado de un sentido orgullo por México, el cual resulta necesario en una época en donde la existencia de personajes como Donald Trump ponen en tela de juicio el valor de nuestros orígenes.
La muerte de Juan Gabriel nos obliga a repensar en las diferentes expresiones artísticas y culturales que nos unen como sociedad y que somos capaces de reproducir en cualquier rincón del mundo. En el contexto de una sociedad mexicana muchas veces desanimada y polarizada por razones de orden externo e interno, son estos movilizadores los que deben despertarnos a la construcción colectiva de mejores escenarios como país, donde México se convierta en un referente a nivel internacional. Descanse en paz, el compositor de música popular mexicana más grande de los últimos tiempos.