La Revista

Gobernadores manilargas

Manuel Triay Peniche
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En breve recuento de la nota roja y la política me topé con un dato impresionante que me dejo helado: diez ex gobernadores tienen cuentas pendientes con la justicia. Los hay por delitos contra la salud, desfalco, enriquecimiento ilícito, lavado de dinero y … todos con un denominador común: se llevaron muchos miles de millones de pesos.

Pienso que si le buscamos habrá otros con las garras más largas que Wolverine, pues tal parece que los mandamases de los estados, al menos en su mayoría, están en plena competencia a ver quién acumula más de lo ajeno y no precisamente como el alcalde de San Blas, Nayarit, quien admitió que sí robó “pero poquito”.

De Sonora y Chihuahua hasta Quintana Roo, o de Tamaulipas y Nuevo León hasta Veracruz han dejado a su Estado más pobre que el más pobre de Tahdziú, o más famélicos que los 70,000 canes que deambulan por las calles meridanas.

Recientemente la Procuraduría General de la República anunció sendas recompensas de a 15 millones de pesos por los fugitivos gobernadores de Veracruz y de Tamaulipas, Javier Duarte de Ochoa y Tomás Yarrington, respectivamente, a quienes se acusa de fraude y lavado de dinero, y de delitos contra la salud, en ese orden.

En Tamaulipas los malos gobernadores parecen ser el pan de cada día, y los tamaulipecos no saben quién ha sido peor, si los que se fueron hace 6 ó12 años o el actual. Yarrington es uno, pero se le suman Eugenio Hernández Flores y Egidio Torre Cantú, inculpados en lavado de dinero el primero, y enriquecimiento ilícito, el segundo.

La gama de perversión de los “ex” es múltiple, más diversa que las necesidades de un campesino yucateco: a Humberto Moreira, de Coahuila, lo ligan con los Zetas y sus delitos son acumulables; a Jorge Herrera Caldera, de Durango, los persiguen por el desfalco de 15,000 millones de pesos; a César Duarte, de Chihuahua, le endilgan también desfalco; a Rodrigo Medina de la Cruz, de Nuevo León, porque se llevó 9,000 millones; a Guillermo Padrés, de Sonora, quien ya está detenido, lo inculpan por blanquear dinero, pero él en dólares, y al “ex” de Quintana Roo, Roberto Borge, todavía no terminan de tenderle la camita, pero en principio dicen que facturó mil millones en pasajes de avión y parece que se clavó 9,000 hectáreas de terrenos que suman más dinero que el acumulado en un sorteo del Melate.

 Si la autoridad cumpliera con encerrar a los depredadores del erario y les hiciera devolver lo que se llevaron, por un lado llenaría las cárceles y, por el otro, sacaría de la miseria a muchos miles de mexicanos y tendría recursos para emplear a todos los braceros que nos devuelva mister Trump.

Manuel Triay Peniche
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