VANCOUVER.
En momentos en que Corea del Norte muestra una distensión con su vecino del sur, Estados Unidos intentaba ayer en Vancouver, Canadá, mantener la presión al máximo sobre Pyongyang por sus ambiciones nucleares, en un encuentro criticado por China.
Debe haber nuevas consecuencias para el régimen (norcoreano) cada vez que ocurra una nueva agresión”, dijo el secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, durante la apertura de la reunión que preside junto con su homóloga canadiense, Chrystia Freeland.
En el encuentro participan las 20 naciones del grupo de Vancouver que lucharon en la Guerra de Corea de 1950-1953.
Tillerson también pidió a los grandes ausentes de la cita, Rusia y China –que no fueron invitados–, la implementación “completa” de las sanciones adoptadas por la ONU contra Pyongyang.
La reunión en Vancouver desató –incluso antes de comenzar– la cólera de Pekín y Moscú, miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU y actores clave en las negociaciones con Pyongyang.
“Las partes relevantes más importantes en la península coreana no han participado en la reunión, así que no creo que el encuentro sea legítimo ni representativo”, dijo ayer Lu Kang, portavoz de la diplomacia china.
El jefe de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov, criticó a “los estadunidenses y a sus aliados”, afirmando que quieren “imponer sus puntos de vista basándose exclusivamente (…) en el ultimátum” y “sin reconocer la realidad de un mundo multipolar”.
En una conversación telefónica, el presidente chino Xi Jinping le dijo a su homólogo estadunidense Donald Trump que la situación en la península vivía actualmente “una evolución positiva”.
