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Hacer el bien sin mirar a quien

Jordy R. Abraham Martínez
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Sobran los motivos, por: Jordy R. Abraham.

JordyAbraham@gmail.com / @JordyAbraham

La
Madre Teresa de Calcuta solía decir que la paz comienza con una sonrisa. Lo
cierto es que las pequeñas acciones tienden a convertirse en hábitos que
moldean nuestra personalidad.

 Los primeros años de formación son de enorme
relevancia para cualquier ser humano. Por lo general, los infantes que crecen
expuestos a conductas de violencia, son más propensos a repetir patrones
nocivos. Así, grandes sectores de la sociedad se encuentran inmersos en ciclos
viciosos producto de estigmas culturales perjudiciales tales como el sexismo o
la discriminación.

 Por el contrario, si se cultivan los valores
de la tolerancia, el respeto y la amabilidad, los resultados a largo plazo
pueden ser muy favorecedores. En este sentido, aspectos tan básicos como los
buenos modales y la cordialidad, deben ser enseñados en el hogar para que se
arraiguen en los miembros de la familia.

Ser
cortés es algo que se aprende, en la mayoría de los casos, por parte de los
padres. De este modo, dichas lecciones se refuerzan en la escuela, pero debe
tratarse de una labor complementaria. La solidaridad y la fe son cualidades que
los mexicanos conocemos de sobra, pero falta trabajar mucho en conceptos como
igualdad, inclusión y participación.

No
es razonable pensar en sociedades pacíficas cuando el contenido de televisión o
redes sociales que consumen los menores es de apología al delito. Tristemente,
la violencia se fomenta en múltiples espacios de la vida cotidiana y corremos
el riesgo de percibirla como algo normal.

Dirigirse
con violencia es inaceptable en cualquiera de sus formas. No obstante, antes de
descalificarla debemos ser auténticos agentes de paz a título individual. Para
tal cometido, no es indispensable ser un activista por los derechos humanos con
presencia en foros internacionales. Basta con ser un ejemplo de buen trato y
respeto hacia los derechos ajenos en el día a día.

Un
líder remarcable es aquel que consigue hacer de lo ordinario, algo
extraordinario. Las acciones simples son las que hacen la diferencia. Ser
amables con los que nos rodean es un excelente primer paso para obtener un
entorno más cordial. La comunidad debe ser una red propositiva que trabaje para
el bien común. Depende de cada uno de nosotros el asumir ese compromiso.
Hagámoslo juntos.

Jordy R. Abraham Martínez
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