Reflexiones en voz alta, Por: Carlos Capetillo Campos
El domingo siete del mes en curso, el Partido Revolucionario Institucional llevó a cabo la elección de su nueva dirigencia a través del voto directo de la militancia.
Este método que debía ser normal y en vigor en cada elección, resultó de gran interés más de los medios de comunicación que de la militancia y puso al descubierto la ineficiencia de la actual directiva, que simplemente dejó constancia de que no cuenta con un padrón actualizado a pesar de que en cada evento, se levanta un registro puntual de los asistentes.
Los últimos datos señalan que Panchito Torres obtuvo 14,096 y Diego Lugo 13,499, es decir, la diferencia fue de apenas 597, lo que señala que fue un resultado apretado, pero considerando que el padrón priista es de más de 220 mil registros, podemos señalar que la votación fue pobre.
Pero todo aquel que compite, ya sea en lo deportivo, en lo cultural o en lo político merece respeto.
Sin embargo, en el transcurso de la campaña, van dejando constancia de sus valores y parece que los asesores de siempre se quedaron en el pasado, no han entendido el mensaje que mandó la sociedad el 1 de julio pasado.
Siguen creyendo que exhibir al competidor como malo hace bueno a su asesorado, sin contar que a lo mejor es peor, y en lugar de presumir los valores de su candidato se dedican a criticar a los competidores, sin darse cuenta que eso les opera al revés.
Ya se contagiaron de acusar sin pruebas, de mentir sin límite, de agredir a quien en el pasado elogiaron, nada que fuera serio.
Las propuestas de los competidores fueron las mismas en una falta de imaginación.
Y que en el padrón no aparecieran personas destacadas de la política actual, como el diputado y coordinador de la bancada priista en el H. Congreso, Felipe Cervera Hernández que ya fue diputado federal y funcionario de gobiernos priistas; el senador Jorge Carlos Ramírez Marín, el más destacado a nivel nacional, ya que fue el único senador priista que ganó su elección en el país y fue Presidente del Comité Directivo Estatal del PRI en nuestro Estado y así otros priistas con trayectoria que no pudieron votar, nos dice de una ineficiencia de la actual dirigencia a pesar de contar con experiencia de muchos años en estos menesteres.
Y los principales actores del PRI deben de ocuparse de esta situación, ya que seguir en las mismas, no hace promisorio sus próximas participaciones.
El PRI siempre ha basado su éxito en su organización, lo que permitió que personas como Miguel de la Madrid, Carlos Salinas y Ernesto Zedillo ganaran sus elecciones presidenciales, sin ningún mérito partidista, y los triunfos de otros partidos obedecieron a los arreglos para presumir democracia y en Yucatán el PAN aprovecho esta situación y se consolidó en Mérida, que significa el 43 por ciento del padrón electoral.
Que los competidores impugnen, es sin duda su derecho, pero eso solo acreditará una pobreza de miras, ya que sin duda lastimará más la maltrecha imagen del PRI ante la sociedad.
El proceso ha terminado y lo mejor que puede pasar es el reconocimiento a los resultados por parte de los competidores y unirse para fortalecer al PRI, de otra forma, es fortalecer la percepción de que el candidato derrotado recibió todo el apoyo por parte del Gobernador del Estado vecino, de Campeche, en el afán de obstaculizar a la ex Gobernadora de Yucatán que busca lo mismo que él.
Hay mucho por hacer por parte de todos los partidos y de todas las organizaciones para fortalecerse ante la sociedad, porque el país enfrenta hoy muchos retos internos y externos y necesita de todos los mexicanos, unidos sin recelo, con plenitud, para superar las actuales circunstancias y cumplir con la suprema obligación de entregar un mejor país a las generaciones que relevaran para conducir a México en el futuro.