Hace unos días, Citibanamex presentó los resultados del Índice de Ciudades Sostenibles 2018, el cual mide el avance de las zonas metropolitanas del país hacia el cumplimiento de las metas planteadas por los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), de la Agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas.
Este índice, elaborado en conjunto con el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), el Centro Mario Molina (CMM) y el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), se mide desde 2013 considerando 56 zonas metropolitanas del país e integra información de indicadores sociales, económicos y ambientales relacionados con los ODS de la ONU.
De esta forma, el índice está compuesto por un índice general de cumplimiento y 17 subíndices los cuales son fin de la pobreza; hambre cero; salud y bienestar; educación de calidad; igualdad de género; agua limpia y saneamiento; energía asequible y no contaminante; trabajo decente y crecimiento económico; industria, innovación e infraestructura; reducción de las desigualdades; ciudades y comunidades sostenibles; producción y consumo responsable; acción por el clima; vida de ecosistemas terrestres; paz, justicia e instituciones sólidas; y, alianzas para lograr los objetivos.
En primer término se observó que las zonas metropolitanas analizadas obtuvieron un promedio de 49.48 puntos sobre 100 en el índice general de cumplimiento, es decir que México se encuentra a la mitad en el cumplimiento de los ODS, planteados para ser alcanzados en los siguientes 11 años.
De acuerdo con el Índice, las zonas metropolitanas que obtuvieron los puntajes más altos en el índice general fueron Guadalajara con 58.31, Aguascalientes con 57.92 y el Valle de México con 57.19. En cambio, los puntajes más bajos los obtuvieron Tehuantepec que llegó a 39.74, Acapulco 37.87 y Tecomán 37.71.
En términos generales, se observó que los mejores resultados se presentaron en las zonas ubicadas en el norte y centro del país; mientras que las zonas del oriente y sureste del país obtuvieron los resultados menos favorables.
Con respecto a los subíndices, se observaron resultados muy variados. A nivel nacional se observó que el mejor puntaje se obtuvo en el rubro de alianzas para lograr los objetivos, logrando 70.12 puntos, mientras que el rubro más bajo fue el de reducción de las desigualdades, con un avance de 34.09.
A nivel nacional el subíndice de fin de la pobreza tuvo un promedio de 61.10, no obstante, zonas metropolitanas como la de Monclova-Frontera alcanzaron un nivel de 90.19, al tiempo que Tehuacán llegó sólo a 20.27.
En el caso de hambre cero el país ha cumplido en promedio con 49.26 de este objetivo, pero se observa que Monterrey lleva un 83.27 de avance, mientras que Acapulco sólo tiene un 2.58. Un caso igualmente dramático se observa en el subíndice de vida de ecosistemas terrestres, en el que a nivel nacional se tiene un puntaje de 34.89, al tiempo que Cuernavaca alcanza los 96.37 puntos, pero Tijuana cero.
Con respecto al acceso a agua limpia y saneamiento, Puerto Vallarta llegó a un puntaje de 90.07, mientras que el Valle de México sólo 28.95. A nivel nacional este indicador tiene un puntaje de 56.48.
En términos educativos, el país alcanzó un puntaje promedio de 42.96, con la calificación más alta obtenida en la zona Colima-Villa de Álvarez y la más baja en Zamora-Jacona con 7.68.
Los resultados de este índice son por demás relevantes. Por una parte pone en relevancia el importante nivel de desigualdad imperante en el país, no sólo en términos de desarrollo económico, sino de procesos de planeación, políticas públicas utilizadas y eficiencia de los gobiernos locales para atender sus problemáticas.
Por otro lado, muestra la importancia que tiene lo local en el planteamiento de soluciones para los grandes problemas nacionales. Si bien la desigualdad económica es un problema generalizado del país, las causas que generan esta desigualdad en las diferentes zonas metropolitanas son por demás diversas y requieren de políticas focalizadas. Lo mismo puede decirse del resto de los indicadores.
En este sentido, es importante tener cada vez una mayor participación y coordinación de los principales actores locales, públicos y privados, en el planteamiento de las políticas públicas orientadas al desarrollo económico sostenible.