Les habían explicado mil cosas de la narración de Cortázar: tan exquisita, tan diferente, tan única. Y habían leído fragmentos de varias de sus obras. Qué arte! Escribir bien desde luego es un don.. las palabras están ahí, y algunas gentes crean con ellas danzas hermosas…
Entonces les pidieron que compusieran un texto inspirado en el estilo cortazariano..
“Ocúpese usted de sus asuntos y permita que los demás se encarguen de los suyos. No se dedique a criticarlo todo durante segundos, minutos, horas, días, semanas, meses. Viva. En serio: viva. Olvídese de malgastar su energía destruyendo lo que otros construyen. No se considere la persona más perfecta del mundo, no lo es y no le hace ningún bien pensarlo. En lugar de odiar y de envidiar rece. En lugar de atacar el trabajo de otros trabaje. No escupa falsedades sobre las ilusiones de otros seres. Dedíquese a sus cosas, y si no tuviera nada a lo que dedicarse busque alguna ocupación. Bajo ningún concepto hable mal. No insulte. No quiera ser el que no es, usted es usted, y nunca será el objeto de su envidia. No se obsesione, no viva en el rencor. Relájese. Y, un día, pruebe despacito a hablar bien. Concéntrese. Medite. Y diga algo positivo de alguien… Sentirá dentro algo que no conoce…”
Después leyeron en clase las narraciones. Ganò Pablo, con su “Instrucciones para obrar bien”. Era un chico sensible al que indignaba profundamente el continuo criticar de algunas personas. Su redacción obtuvo muchos aplausos!
Y lo mismo que le pasa al protagonista de mi cuento me pasa a mí: me enoja la gente que lo critica todo!
Dedicado a Julio Cortázar
A mi amigo Pablo
A mi niño Pablo y su padre Manuel
A mi Luisito
A la gente que ama leer
Y a mi querido Lama de Góngora
