Este invierno 2025–2026, el precio del gas natural en Estados Unidos está experimentando un notable incremento, impulsado por un pronóstico de bajas temperaturas y una elevada demanda de calefacción. Los últimos reportes de la EIA (Administración de Información Energética de EE. UU.) anticipan una retirada anticipada de reservas, lo que junto con una demanda en aumento ha generado una fuerte presión al alza sobre los precios.
Al mismo tiempo, los futuros del gas natural registraron incrementos significativos: por ejemplo, los contratos para entrega en enero cerraron con una subida notable tras nuevos pronósticos de clima frío, lo que elevó las expectativas de demanda de calefacción hasta mediados de diciembre. Aunque la producción se ha mantenido firme, el equilibrio entre oferta y demanda se ha ajustado, reforzando la percepción de escasez y de posible encarecimiento para los consumidores.
Para muchos hogares estadounidenses, este aumento tendrá un impacto palpable en los recibos de servicios. De acuerdo con estimaciones recientes, quienes dependen del gas natural para calefacción podrían enfrentar costos más altos durante el periodo invernal, en un contexto marcado por inflación y alzas energéticas generalizadas.
Este fenómeno ocurre en un momento en el que el mercado energético —en particular el del gas— sigue siendo volátil, con precios mayoristas que marcan tendencias que luego se trasladan, aunque con cierto retraso, al consumidor final.
En conclusión, el alza del gas natural durante este invierno en Estados Unidos combina varios factores: un clima frío que dispara la demanda de calefacción, una oferta ajustada y un mercado de futuros activo. Para las familias, el resultado será probablemente un invierno más caro. Y aunque los incrementos afectan con más fuerza a algunos sectores —como la generación eléctrica o el consumo industrial—, el impacto sobre los hogares no es despreciable, lo que genera preocupación en medio de un panorama económico ya tenso.
