En una noche donde la Monumental de Morelia casi colmó su capacidad, el matador Isaac Fonseca se convirtió en el protagonista absoluto, triunfando y saliendo a hombros tras una actuación que quedará grabada en la memoria de los aficionados. Conocido como el Huracán de Morelia, Fonseca no se guardó nada y enfrentó con valentía y astucia a sus dos toros, a los cuales les cortó una oreja a cada uno, demostrando su habilidad para “inventarse” faenas ante un ganado complicado.
La multitud presente se rindió ante la maestría y el coraje de Fonseca, quien aguantó eternidades frente a los bureles, ejecutando pases tanto de pie como de rodillas, y matando de estoconazos. Su capacidad para extraer lo mejor de una situación desafiante fue recompensada con ovaciones y gritos de “torero, torero, torero”, que resonaron en la plaza.
Pablo Hermoso de Mendoza también tuvo que sacar a relucir su experiencia y creatividad para arrancar aplausos del público, mientras que Octavio García “El Payo” tuvo menos fortuna con un lote desfavorable, aunque fue reconocido con palmas.
La ganadería guanajuatense de Alejandro Martínez Vértiz presentó un encierro que dejó mucho que desear, con toros que mostraron mansedumbre y una embestida reacia. El sexto toro, que fue devuelto por exigencia del público, fue reemplazado por un sobrero que compartió las características de sus hermanos pero permitió a Fonseca desplegar su “toreo verdad”.
Isaac Fonseca regresó a la Monumental de Morelia un año después de su encerrona y reafirmó su posición como la nueva figura del toreo que México esperaba. A pesar de las dificultades presentadas por el ganado, su actuación avivó el entusiasmo de los espectadores y dejó un claro mensaje: es un torero que la gente desea ver una y otra vez. La noche culminó con Fonseca siendo despedido entre sonoras ovaciones, consolidando su estatus en el mundo taurino.
