El conflicto entre Israel y Hamás ha escalado significativamente en las últimas horas, luego de que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) iniciaran una ofensiva terrestre en la Franja de Gaza, rompiendo el alto el fuego vigente desde enero. Esta acción se produce después de una serie de bombardeos aéreos que dejaron más de 400 muertos, incluyendo una alta proporción de mujeres y niños.
La operación terrestre tiene como objetivo principal retomar el control del corredor de Netzarim, una zona estratégica que divide la Franja de Gaza en norte y sur. Este corredor es crucial para las operaciones militares israelíes y para el control del territorio.
El ministro de Defensa de Israel, Israel Katz, ha declarado que el ejército comenzará pronto a desplazar nuevamente a la población de las zonas de combate. Estas declaraciones han generado preocupación en la comunidad internacional debido al posible aumento de desplazados y la agravación de la crisis humanitaria en la región.
La comunidad internacional ha reaccionado con alarma ante esta escalada del conflicto. La ONU ha solicitado una investigación completa sobre los ataques que han afectado a sus instalaciones y ha enfatizado que deben ser protegidas por el derecho internacional. Por su parte, la Cruz Roja Internacional ha advertido sobre la escasez crítica de suministros médicos en Gaza, lo que dificulta la atención a las víctimas.
Mientras tanto, en Israel, miles de ciudadanos han salido a las calles para protestar contra la gestión del conflicto por parte del gobierno. Los manifestantes exigen la liberación segura de los rehenes y el cese de las hostilidades. Las protestas han derivado en enfrentamientos con la policía y han resultado en varias detenciones.
La situación en la Franja de Gaza es crítica, con informes de desplazamientos masivos y una creciente crisis humanitaria. Las organizaciones internacionales continúan haciendo un llamado urgente al cese de las hostilidades y a la apertura de corredores humanitarios para asistir a la población afectada.
