Japón y Australia han concretado un acuerdo sin precedentes mediante el cual Canberra adquirirá once fragatas clase Mogami, fabricadas por Mitsubishi Heavy Industries, en lo que se convierte en la operación de defensa más importante realizada por Tokio desde que levantó una prohibición de exportaciones militares en 2014. El contrato, estimado en unos 10 000 millones de dólares australianos —aproximadamente 6 480 millones de dólares estadounidenses—, contempla que las tres primeras naves se construirán en Japón a partir de 2029, mientras que las ocho restantes serán fabricadas por la empresa australiense Austal en Australia Occidental.
Las fragatas Mogami están diseñadas para operar de manera altamente automatizada y requieren tripulaciones de aproximadamente 90 marineros, lo que representa la mitad de la dotación con que contaban las fragatas clase Anzac, actualmente en retiro. Además, están equipadas para cazar submarinos, atacar embarcaciones de superficie y proporcionar defensa aérea; el modelo mejorado es capaz de lanzar hasta 128 misiles en defensa aérea, frente a los 32 que despachan las fragatas previas.
El ministro de Defensa australiano destacó que “tras un riguroso y competitivo proceso de licitación, la fragata clase Mogami… fue evaluada como la más capaz de satisfacer rápidamente los requisitos de capacidad y las necesidades estratégicas de la Fuerza de Defensa Australiana”. En tanto, un analista del Instituto Australiano de Política Estratégica señaló que esta cooperación militar refuerza la alianza funcional emergente entre ambos países.
Con esta venta, Japón da un paso significativo en su estrategia de adoptar un papel más activo en la seguridad internacional y diversificar su alianza de defensa, que históricamente ha estado centrada en Estados Unidos.


