A los 26 años, Joao Maleck vive uno de los momentos más plenos de su carrera futbolística. Tras firmar con Guadalupe FC, club recién ascendido en la liga de Costa Rica, el delantero mexicano ha encontrado en el país centroamericano la paz, motivación y alegría que, según reconoce, hacía tiempo no sentía en una cancha. Su arranque no pudo ser más prometedor: dos goles en sus primeros tres partidos y una rápida adaptación que lo han convertido en una de las piezas clave del equipo.
Maleck asegura que su llegada a Guadalupe no fue casualidad, sino el resultado de un objetivo que tenía desde hacía un año. Conocía la liga, sus equipos y el nivel de competencia, y cuando surgió el interés del club tico, no dudó en buscar su salida del equipo mexicano en el que militaba. La disciplina fue parte de su integración inmediata: desde el primer día entrenó con intensidad, incluso en horarios tan exigentes como las 4 o 5 de la mañana.
El atacante destaca que el fútbol costarricense le ha sorprendido positivamente por su intensidad y calidad. Reconoce que figuras como Keylor Navas, Bryan Ruiz o Joel Campbell fueron siempre referentes para él, y que otros compatriotas como Erick “Cubo” Torres o Francisco “Kikin” Fonseca, que dejaron huella en la liga, influyeron en su decisión. Considera que es un torneo que merece mayor proyección internacional por el talento que alberga.
En apenas tres encuentros ya ha celebrado dos goles que, más allá de las estadísticas, representan un alivio emocional y un impulso para competir al más alto nivel. Su ambición no se limita a marcar, sino a contribuir al éxito colectivo y romper metas tanto personales como del equipo.
Salir de México fue, para Maleck, una decisión meditada. Quería un entorno distinto, alejado de la presión mediática y con un ritmo de vida más pausado, que le permitiera disfrutar de su familia y enfocarse únicamente en jugar. Junto a su esposa e hijo, disfruta de una estabilidad que no había tenido en años. No olvida que su trayectoria en México estuvo marcada por un periodo difícil fuera de las canchas, que incluyó una condena en prisión, y que desde su regreso al fútbol ha pasado por clubes como Deportivo Cafessa, Coras Fútbol Club y Tepatitlán F.C., experiencias que forjaron su madurez actual.
Hoy, Maleck afirma que atraviesa su mejor momento personal y profesional. Siente que ha dejado atrás la etapa de juvenil para convertirse en un futbolista más consciente y comprometido. Ve su estancia en Costa Rica como una oportunidad para consolidar su carrera y, eventualmente, dar el salto a una liga de mayor proyección, incluso Europa. Sin embargo, vive el presente con intensidad, valorando cada entrenamiento y cada partido como una bendición.
El delantero no olvida a México, extraña a su familia y su gastronomía, pero asegura que ha encontrado en Costa Rica lo que necesitaba: paz mental, motivación y la alegría de jugar. Con una mentalidad centrada en la fe, el esfuerzo y el ejemplo para las nuevas generaciones, Maleck escribe un nuevo capítulo en su historia, uno que lleva por título resiliencia y que podría marcar el verdadero despegue de su carrera.


