La Revista

Jojo Rabbit

David Moreno
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En la pantalla, por: David Moreno.

Jojo Rabbit narra la
historia de un niño al que le toca vivir en la Alemania nazi durante la Segunda
Guerra Mundial. La vida del pequeño Jojo transcurre entre una obsesión por
entrar a las juventudes hitlerianas y la vida con una madre que no
necesariamente comulga con el régimen del Tercer Reich. Jojo es chico dulce,
simpático y amable que va a crear una serie de mecanismos para poder enfrentar
lo que a todas luces escapa de su entendimiento. Uno de ellos es la creación de
un amigo y confidente imaginario que, producto de todo lo que rodea, termina
siendo una versión del Führer mismo. Todo el mundo de Jojo gira en torno a la
visión que desde su inocencia infantil tiene del régimen fascista en el cual
vive. Ello incluye odio y temor hacía los judíos los cuales se verán afectados
cuando descubre que su madre oculta a una adolescente que terminará por poner a
prueba toda la escala de valores del pequeño Jojo cambiando su mundo para
siempre.

Taika Waititi cuenta
en su película una linda y entretenida fábula sobre un niño situado en un
enredado y complicado contexto en el que la realidad es confrontada por la
fantasía propia de la infancia. Moverá la cámara para seguir a Jojo (el dulce y
genial Roman Griffin Davies) por un mundo hostil en el cual el chiquillo es
constantemente confrontado por su madre, por la proyección que él hace de
Hitler y por Elsa, la chica que se esconde en su ático. Rosie (una espectacular
Scarlett Johansson) su madre, tratará de que Jojo mire al mundo más allá de lo
que la cerrada, peligrosa, racista y violenta visión nazi le presenta
constantemente. Bailará con él por la casa, le acompañará en lúdicos paseos en
bicicleta e incluso mirará a su lado a personas que han sido colgadas por
oponerse, como pueden, a los nazis. Elsa (Thomasin McKenzie, brillante) hará
que mire a los que él considera como sus enemigos de otra forma, despertará en
el pequeño Jojo esa ilusión que acompaña al primer enamoramiento, algo que para
el chico resulta en todo un revulsivo, pues vive en un mundo para el que los
judíos no son personas sino en todo caso son presentados como algo mucho más
bajo, algo cercano a los animales. Y está claro la visión que tiene de Hitler,
una visión propia de un niño, es decir Adolf (el propio Taika Waititi) es un
personaje caricaturesco, dibujado entre la ironía y la farsa, un confidente que
hace dudar a Jojo sobre cualquier otra visión del mundo que sea diferente a la
que presentan los fanáticos del Reich; es decir los rasgos propios del dictador
siempre estén presentes aunque, evidentemente, edulcorados al pasar por la
óptica que de ellos tiene Jojo. Existirán otros personajes que serán
importantes en la vida de Jojo como el incapaz pero empático Capitán Klezendor
(Sam Rockwell, espectacular), su fiel acompañante Finkel (Alfie Allen) y su mejor
amigo un chico regordete, adorable y bonachón llamado Yorki (Archie Yates)
quienes completarán a ese mundo que se mueve entre la fantasía, la realidad, la
violencia y la muerte en el que le ha tocado vivir a Jojo.

La película está
llena de subtextos muy interesantes: la importancia de la relación madre–hijo,
el padre que con su ausencia fortalece tal relación, la ideologización de la
niñez en zonas de conflicto bélico y político y la situación por la que
atraviesan los niños en tales conflictos. Pero lo mejor es que Waititi aborda
tales cuestiones siempre desde el punto de vista del pequeño lo que hace que el
largometraje tenga un desbordante aire de honestidad, evitando caer en el drama
tan propio de películas que abordan situaciones similares presentando a niños
que al final son víctimas de la guerra, del odio y de todas las circunstancias
que rodean a una situación violenta llevada al extremo, al exterminio de
aquellos que son enemigos. No se trata de una parodia del nazismo, como muchos
la han querido ver sino de un poderoso alegato por la niñez, por su inocencia y
por hacer todo lo posible para que ningún niño no tenga que enfrentar algo que
evidentemente le rebasa pues si para un adulto el tener que enfrentarse a la
guerra resulta en algo traumático, las consecuencias para un niño son aún más
devastadoras.

Al final Jojo Rabbit
es una bocanada de aire fresco cinematográfico. Una película capaz de llevar al
espectador por un tren de diversas emociones para terminar en la estación de la
esperanza, de la libertad, de la victoria y del tránsito de un niño hacía un
mundo completamente diferente al que la vida le puso incidentalmente el camino.
Un mundo en el que se pueda bailar sin que ello genere riesgo alguno.

Una
belleza.

David Moreno
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