Cultura, por: Francisco Solís Peón.
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“Un pueblo que ha perdido la confianza en sus jueces también ha perdido toda esperanza”. Piero Calamandrei.
Cuando André Breton visitó México quedó convencido de que es el país más surrealista del mundo, y lo que sucede actualmente en el Poder Judicial lo confirma con creces, simplemente es demencial, de no creerse.
Para comenzar el fallo sobre la mal llamada “consulta” de enjuiciamiento de los ex presidentes de la república es digno de una de las películas de Cantinflas en blanco y negro:
“¿Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes, con apego al marco constitucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos, encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?”.
¿Les quedó claro o quieren que se los cuente otra vez?
O sea chato sí pero no, o sí pero no así o no pero tal vez, o quién sabe pero vamos a ver, o mejor pregúntenle a Capulina y no a mí, de paso échame unas pastillas de chiquitolina.
La realidad es que la Suprema Corte se arrugó, no quiso validar las intenciones mal sanas del Peje pero al mismo tiempo evitó la confrontación ¿Y la Ley? Ah bueno eso es lo de menos, mejor nadamos de a muertito y no nos metemos en honduras. Sería por demás trágico cómico si el chistecito no fuera a costar 8 mil millones de pesos, justo en estos tiempos de crisis de todo tipo.
Recuerdo por ahí de 1993 en el salón de cuarto B en la Escuela Libre de Derecho, cuando el maestro de Garantías y Amparo Arturo Záldivar Lelo de Larrea, enseñaba la dignidad que debía tener la Corte frente al Ejecutivo pero acotaba que el presidente de la república tenía un poder enorme y que un enfrentamiento directo no era lo más deseable para el país. Esto resultaba totalmente cierto en un escenario donde el titular del Ejecutivo era ni más ni menos que Carlos Salinas de Gortari pero que hoy es totalmente insostenible al grado que podríamos afirmar que se trata de un terrible retroceso en la vida pública del país.
Signo de los nuevos tiempos es que un ministro, maestro de Derecho Administrativo en el mismo salón de clases, en el mismo ciclo lectivo, Fernando Franco González-Salas que entonces era incapaz de cuestionar la autoridad presidencial votó a favor del proyecto que definía la consulta como “un concierto de inconstitucionalidades”; para todos los que fuimos sus alumnos fue una grata sorpresa.
Y para concluir la sinfonía de ocurrencias y gatopardismos tenemos la orquesta del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
De entrada, lo que le hicieron a México Libre no tiene madre, ¡es el colmo del cinismo y la abyección!
No hay un solo argumento jurídicamente bien fundado y motivado el propio ponente del proyecto aceptó no haber tomado en cuenta los señalamientos del INE que de suyo eran extraordinariamente cuestionables por decir lo menos.
Entiendo que un organismo como el INE sea susceptible de presiones políticas pero en el caso de un Tribunal es vergonzoso y parece una venganza personal del Peje por demás electoralmente estéril y absurda.
Los expedientes de Redes Sociales Progresistas y Encuentro Social son incuestionables, ni el primero representa al SNTE ni el segundo guarda fines estrictamente religiosos, bueno al menos no formalmente.