El Mar Caspio, el cuerpo de agua interior más grande del mundo, enfrenta una grave crisis ambiental que podría llevar a su desecación total a finales de este siglo, según advierten científicos. Este proceso es acelerado principalmente por el cambio climático, lo que está provocando una mayor tasa de evaporación que supera las aportaciones de agua que recibe de ríos como el Volga, responsable del 90% de su caudal.
Desde la década de 1970, el Mar Caspio ha estado perdiendo entre uno y dos centímetros de agua anualmente. Sin embargo, en las últimas décadas, esta cifra ha aumentado dramáticamente, alcanzando pérdidas de entre seis y siete centímetros al año. Se estima que, si no se toman medidas inmediatas para mitigar el cambio climático, el mar podría reducir su nivel entre nueve y hasta 18 metros hacia finales del siglo XXI.
El impacto de esta desecación sería catastrófico no solo para la biodiversidad del Caspio, que alberga especies únicas como la foca del Caspio, sino también para la economía de los países ribereños como Rusia, Irán, Kazajistán, Turkmenistán y Azerbaiyán. Las actividades de pesca, turismo y transporte marítimo se verían gravemente afectadas, junto con la explotación de recursos naturales como el petróleo y gas.
La desecación del Caspio recuerda a la tragedia del Mar de Aral, que en su momento fue el cuarto lago más grande del mundo y hoy ha perdido casi toda su superficie debido a una combinación de malas gestiones humanas y los efectos del cambio climático.
