La Revista

La amistad: De la filosofía a las redes sociales

Aída López Sosa
Aída López Sosa
Sígueme en redes sociales:

Por: Aida Maria Lopez Sosa.

“Un amigo me preguntaba por qué no construíamos ahora catedrales góticas famosas, le dije:   los hombres de aquellos tiempos tenían convicciones; nosotros, los modernos no tenemos más que opiniones, y para elevar una catedral gótica se necesita algo más que una opinión”. Heinrich Heine. Poeta del romanticismo alemán.

El tema de la amistad no escapa del campo
de la filosofía, desde el inicio de la civilización ha pasado a formar parte de
las disertaciones que la conceptualizan, a veces desde la moralidad como en Aristóteles,
el primero que le dio la importancia como para escribir un tratado, aunque ya lo
habían hecho antes con menor interés Sócrates y Platón. La amistad como
fenómeno humano toma una nueva resignificación desde la aparición de las redes
sociales, se les llaman “amigos”, incluso, a personas de las que no se sabe nada de
ellas y que quizá jamás se conozcan. Nunca antes la “amistad” se había obtenido
con tanta facilidad, sin la necesidad de cruzar palabra o que alguien presentara
a los involucrados a manera de recomendación.

Pese a la nueva conceptualización de la
amistad, los que consideramos amigos todavía los contamos con los dedos de una
mano, aunque no siempre los ocupemos todos; sabemos que la amistad va mucho más
allá de presionar una tecla. La amistad se construye a partir de determinados
valores e involucra respeto, estima, intimidad y hasta tensión. En la era del
internet el respeto a la privacidad del otro -condición para una sana
convivencia según el filósofo alemán Friedrich Nietzsche-, se ha perdido en su
totalidad. Los teléfonos inteligentes y las redes sociales ventilan la vida
para el escrutinio público, no pocas veces esto ha derivado en divorcios,
despidos laborales, suicidios y hasta enconos políticos entre países por las
declaraciones de sus representantes que con facilidad se “viralizan”.

Dadas las múltiples visiones acerca de lo
que consideramos amistad vale la pena remitirnos a la clasificación de
Aristóteles, quien le da una dimensión antropológica, es decir, que es parte
de la naturaleza humana ya que el hombre es un ser político-social. El filósofo
diferencia tres tipos: Por interés, cuando la relación significa un beneficio
instrumental recíproco; Por placer, esos amigos con los que se pasa un buen
rato sin llegar a profundizar y la amistad perfecta, la que trasciende el
tiempo y el espacio por la admiración de las virtudes del otro, cuyo efecto es
desear mantenerse próximo, estos son los amigos para siempre, con los años
comparten afinidades, recuerdos, ideas, anécdotas y complicidades que los
mantiene unidos. El carácter social de la amistad se perdió durante la Edad
Media cuando se concibió no como una actividad humana, sino como obra del amor
divino. Términos como amigo del corazón donde se involucra la unión espiritual
se diferenció del amor entre géneros por el romanticismo alemán.

Por otra parte Nietzsche en los últimos
años de su vida reflexionó acerca de “la soledad heroica del genio solitario”, postulando
una ética de la amistad en contraposición a la moralizadora de Aristóteles. Cuestionó
la visión cristiana de la amistad sin egoísmo, altruista –caritas-,  ante esto propuso
el centrismo del individuo para que pueda ser amigo. La virtud de la jovialidad,
ponderando la risa, es lo que atraerá a los amigos, ya que quienes se alegran
con nuestra compañía se mantendrán cercanos, base de su ética de la amistad en
contrapeso a la ética cristiana de compasión y sufrimiento. Sus ideas de la
amistad se extrapolaron al matrimonio: “No
la ausencia del amor, sino la ausencia de la amistad es lo que hace infeliz a
los matrimonios”.
El talento de la amistad es base de un buen matrimonio,
ya que lo afrodisiaco es pasajero y la amistad es duradera.

En un giro inusual Nietzsche le da un
lugar importante al enemigo para fortalecer la individualidad, o sea, el
enemigo también es amigo. En su postulado de la “voluntad de poder” dice que
hay que reconciliarse amistosamente con el enemigo porque al ser un obstáculo,
fortalece, crea resistencia impidiendo sucumbir. Analogía del antibiótico a la
bacteria que a través de la lucha de esta en contra del enemigo (medicamento)
llega a alcanzar la resistencia, la vitalidad para permanecer. Asegura que los
enemigos saben más de nosotros que los amigos, se han encargado de averiguar
nuestros puntos secretos que solo nosotros conocemos. Los amigos no desafían,
no permiten crecer y trascender, en este sentido un amigo es un enemigo y un
enemigo, amigo.

Las redes sociales nos dan la oportunidad
de tener cientos de amigos, miles, pocas veces aceptamos a los enemigos en la
cuenta, incluso los bloquemos para que no nos stalkeen, desde la filosofía de Nietzsche ellos podrían ser un
impulso para superarnos y demostrar que somos los mejores. En las redes podemos
crear nuevos vínculos que en un futuro deriven en verdaderas amistades,

lo cierto es que la amistad perfecta

de la que habla Aristóteles, requiere tiempo y virtud.

Desde
la moralidad de la amistad en Aristóteles, pasando por la amoralidad en
Nietzsche, llegamos a la inmoralidad que a veces resulta la “amistad virtual”.
En las redes sociales, a menudo antisociales, se libran verdaderas campañas de
desprestigio y odio hacia grupos minoritarios, fecundo campo de estudio para
los filósofos del siglo XXI.

Aída López Sosa
Aída López Sosa
Sígueme en redes sociales:

No quedes sin leer...

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Advertisement -spot_img
- Advertisement -spot_img

Lo último