Por: José Zenteno Dávila.
Los competidores de las próximas elecciones no han
comprendido que el escenario electoral será muy distinto, inédito. La pandemia
por el COVID-19 lo cambiará todo, hasta la manera de hacer campaña y de ganar
elecciones. Creer que para el verano del 2021 habrá una vacuna o un tratamiento
y que la vida volverá a ser como era antes, equivale a comprar un billete de
lotería esperando pagar una hipoteca. Los efectos de la pandemia van a
extenderse durante algunos años y eso tendrá implicaciones en la manera en que
los candidatos se comunican con los ciudadanos, se posicionan, intentan
persuadirlos, conforman sus listas de simpatizantes y movilizan a sus votantes.
En la columna de la semana pasada hablé de los factores que
determinarán el resultado de las próximas elecciones:
●
La aprobación del
presidente de la República
●
La aprobación del
gobierno federal, así como de los gobiernos estatales y municipales, en
especial los emanados de MORENA
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Los costos políticos
derivados de la pandemia, si los paga el gobierno federal o los gobiernos
locales
●
Los candidatos de
MORENA quienes deberán enfrentarse al escrutinio público sin el manto protector
de AMLO, porque el presidente no estará en la boleta
●
La estrategia de la
oposición, si los partidos compiten en bloque o se dividen
●
El papel de las
organizaciones civiles y los movimientos anti AMLO
●
La participación
electoral que estará impulsada por la enorme cantidad de cargos locales que se
renovarán en esas elecciones. Hemos observado que una mayor participación
ciudadana en las elecciones afecta al partido en el poder, aunque eso puede
cambiar en tiempos de la 4ª t.
El peso de cada factor en la ecuación cambiará en cada
estado, incluso en cada municipio. En los estados donde se elegirá gobernador
será más importante la aprobación del gobierno estatal y el perfil del
candidato de MORENA. En los estados donde solo se elegirán presidentes
municipales y diputados federales, la evaluación del presidente de la
República, de los ayuntamientos en funciones y del gobierno federal, así como
los candidatos de MORENA a presidentes municipales de los municipios más
poblados, serán factores más determinantes.
Sabemos que la competencia se librará en un escenario
diferente debido a los efectos de la pandemia. En este terreno cuyo elemento
distintivo será el distanciamiento social obligatorio, las estrategias de
campaña deberán de adaptarse e incluso adelantarse para conseguir el propósito
de ganar en las próximas elecciones.
Las redes sociales ya eran muy importantes antes del
COVID-19, ahora serán definitivas. El peso de las campañas descansará 60% en
las plataformas digitales, 25% en los medios electrónicos tradicionales como la
radio y la televisión, y solo 15% en las actividades a nivel de tierra. La
apuesta por construir campañas ganadoras debe hacerse desde ahora, en medio de
la jornada de “sana distancia” que nos impone el quedarnos en casa. Los
aspirantes a una candidatura que más pronto comiencen a adaptar sus estrategias
a estas nuevas condiciones tendrán una ventaja frente a quienes apuesten por un
esquema tradicional en espera de que el coronavirus les permita operar.
Quien se adapte más rápido y sea capaz de innovar las formas
de hacer campaña logrará sobrevivir al desafío que nos impone el
distanciamiento social. Existen múltiples recursos que se han utilizado en el pasado:
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Entrevistas en radio y
televisión
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Publicidad estática en
carteleras, lonas y bardas
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Listas de distribución
de mensajes vía Whats App
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Campañas de
crecimiento de seguidores en Facebook y Twitter
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Campañas de
posicionamiento vía telefónica
●
Producción y difusión
de videos en plataformas digitales, entre muchas otras.
Ahora se trata de modificar las prioridades y canalizar más
tiempo y recursos a los medios que mejor se adaptan al distanciamiento social.
En esta nueva forma de hacer campaña la tecnología y la creatividad son
factores esenciales para el éxito. La pandemia está abriendo un espacio de
exigencia para la innovación que no necesariamente encarecerá a las campañas,
incluso las hará más baratas.
Sé que muchos políticos tienen dudas de dar el salto, ellos
tardarán más tiempo en adaptarse y cuando lo consigan puede ser tarde.
El liderazgo político será más virtual que real. El reto
para los estrategas de campaña, publicistas, diseñadores y productores es crear
la percepción, en un ecosistema digital, de atributos como cercanía,
honestidad, compromiso, trabajo, preparación, capacidad, entre otros. Será la
primera ocasión que votaremos por candidatos que nadie o muy pocos hayan visto
personalmente en campaña. Incluso, puede ser la oportunidad para el surgimiento
de nuevos liderazgos que con poca o ninguna carrera política previa, irrumpan
en el escenario para ganar elecciones.
Esta nueva normalidad social ocasionada por la pandemia
también producirá una nueva normalidad democrática. Aun no sabemos si será para
bien, esto es, si se ampliarán los espacios de participación libre y con apego
al Estado de Derecho, si las elecciones serán limpias o si los partidos abrirán
espacios para nuevos liderazgos que representen las nuevas aspiraciones
sociales.
Mucho se va a escribir en los próximos meses sobre los
efectos del COVID-19 en los procesos electorales y en la democracia. Hay que
observar con atención lo que ocurrirá en las elecciones de los Estados Unidos
el próximo mes de noviembre. Será una fuente de aprendizaje esencial para
afinar las estrategias de nuestras campañas en México.