Especial / La Revista
Un
portal de noticias que difunde los boletines que suelen mandar
y patrocinar las autoridades de Yucatán, fundamentalmente panistas, da por un
hecho que el senador Jorge Carlos Ramírez Marin sería ungido como el candidato
a la gubernatura estatal de su partido, el tricolor que preside Alejandro
Moreno.
Según una encuesta que difundió ese medio
y que fue muy reenviada por whatsapp, el político yucateco defensor de las
abejas, es el más acreditado para encabezar al PRI sin importar que pese al
gran derroche de recursos que tuvo en las votaciones locales, finalmente perdió
las elecciones ante Renán Barrera. Claro, eso ocurrió porque Morena se entercó
en apoyar a la ex priísta “Mocita” y fragmentó el voto tricolor, lo cual para
los priístas será un tema superado, una vez que se elijan a los candidatos, en
un año más.
Se sabe que esta versión del portal pro
ramirista choca con la que tienen los promotores del otro tapado tricolor que
también perdió las elecciones pero se les aclara que el señor Mauricio Sahuí
iría por la alcaldía de Mérida según ilusionan sus simpatizantes. Puros buenos
deseos.
Y ya que hablamos del personaje, ¿será cierto que el senador Ramírez Marín
acudió a una reunión en apoyo a Claudia Sheimbau celebrada en esta ciudad?
Dicen los que fueron a esa junta, que se les invitó por sus coincidencias a
favor de la jefa de gobierno… (la corcholata mayor) y lo que asombra más es que
esa asamblea haya sido en Mérida. Cosas que hay que comenzar a esclarecer,
confirmar o desmentir.
Las
autoridades morenistas de Guerrero dieron cátedra de cómo se enfrenta
a los narcomenudistas a quienes persiguieron a macanazos en pleno puerto de
Acapulco cuando hacían una protesta. Incluso fueron contra mujeres que tuvieron
que correr hacia la playa y meterse al mar con todo y ropa, para que no las
detengan.
¿Se imaginan que los panistas hicieran
algo así cuando presuntos ciudadanos intentan romper la puerta de la calle 60
del Palacio de Gobierno? ¡No se la acaban los azules!
Por
cierto, ya que se toca el tema delincuencial, se pudo
confirmar que ni tardo ni perezoso el auto llamado “abogado del pueblo” que fue
a insultar y golpear policías y amenazar a su jefe, al edificio mismo de la
SSP, viajó a la ciudad de México a pedir la ayuda del presidente, luego de que
se le arrugó el sisifrís al saber que podría ser detenido por asociación
delictuosa, o lo que es lo mismo” “ya siente pasos en la azotea”.
Se hizo grabar en un vídeo parado en la
puerta de Palacio Nacional, a donde llevó una carta solicitando clemencia para
su caso. La duda es ¿será que se acuerden en la presidencia que ese personaje
es el mismo que intentó manipular el caso del joven Ravelo en el que tuvo que
intervenir el presidente y resultó ser todo lo contrario de lo que ese abogado
había gritado a los 4 vientos?
Varias
mentiras movieron los empujadores ligados al narcomenudeo para
atacar al gobernador y al alcalde; usaron el caso de los sicarios que tiraron
cuerpos en una brecha cercana a la frontera de Quintana Roo con Yucatán para
desacreditar la labor de la secretaria de Seguridad Pública y responsabilizar a
Mauricio Vila cuando que los hechos ocurrieron en el vecino estado.
En un grupo de whatssapp “organizado” ex
profeso, se pueden leer las frases de incitación a la violencia que están
abanicando los amigos del crematorio que engañan al pueblo, y que usaron la
triste muerte de un niño para llevar agua a su molino. Casualmente son los
mismos que estuvieron detrás del fallido caso contra policías municipales.
Lo que no se sabía es que tuvieran una red
de motociclistas que seguramente se dedican al reparto de “algo” o brindan
servicios por toda la ciudad, porque parecían “un ejército”.
Este
viernes, cuando La Revista vea la luz, el presidente López Obrador estará
“inaugurando” la inconclusa refinería de Dos Bocas, que por supuesto no está
lista ni entrará en servicio, pero eso a nadie le importa. Los fanáticos del
peje están entrenados para aplaudir hasta que les ardan las manos sea por el
motivo que sea. Lo mismo pasó antes con la “inauguración” del aeropuerto de
Santa Lucía que simularon haber terminado aunque ni siquiera se terminó la
llamada “primera etapa” y la terminal tampoco se esté utilizando.
Los que conocen el proyecto completo saben
que la terminal avionera “Felipe Angeles” en realidad es el doble de tamaño de
lo que se logró construir. Es decir, el 21 de marzo pasado se puso en servicio
un edificio que representa menos de la mitad de la obra proyectada. Es todo lo
que se pudo construir. No se pudo más porque ya no hay más dinero.
Igual que con la refinería, el presidente
se pone la soga al cuello porque fija una fecha de inauguración de sus obras
solo por razones mediáticas, aunque las obras en realidad no estén terminadas.
Se requiere de un año más de construcción en ambas obras, para poder tenerlas
en condiciones de operación. Sin embargo, si dejan pasar más tiempo, quedaría
en entredicho la palabra del mandatario que prometió inaugurarlas en tres años
de su gobierno.
Del tren maya ni hablemos, porque allá si
de plano, tendrán que armar un circo mayor para que parezca que lo terminaron
así se tenga que invertir el triple como ya sucedió. Es un asunto de ego. ¿Se
engaña a la gente? Para nada, solo se les da atole con el dedo –como siempre
han hecho los de antes, los de después y los de ahora-, que es lo que le gusta
a un sector del pueblo mexicano, en especial a los que votaron por AMLO.
Resulta
asombroso lo que sucede en la política yucateca pero más lo que
pasa en Mérida: ¿Quién se iba a imaginar que el nuevo partido de Ivonne Ortega
—Movimiento Ciudadano— se apresuraría a darle todo su respaldo al alcalde Renán
Barrera sobre el préstamo que ha solicitado el edil para invertir en obra
pública en esta ciudad?
Nos referimos al encuentro que tuvo el
alcalde con la joven diputada Vida Gómez y con Brunno Sánchez Canul,
coordinadores estatal y municipal de MC en una junta celebrada en la Hacienda
Ya-Axká, ubicada en la Carretera Mérida-Dzityá.
Ahí se dieron cita numerosos colaboradores
de la ex gobernadora, como por ejemplo el piloto aviador Héctor Cabrera Rivero,
quien fuera titular de la Procuraduría General de Justicia, el licenciado
Sergio Cuevas ex consejero jurídico y todo el staff de la oficina de
comunicación social en el periodo ivonista, cuya convocatoria a medios, por
cierto, fue muy bien atendida. Resultó cuando menos simpático, ver muy juntitos
a los equipos de prensa del Ayuntamiento y a los de Ortega Pacheco, dividirse
el pago del café y del pan dulce para los reporteros.
Pero siendo justos y equilibrados esa
junta de panistas con los del movimiento anaranjado, no es tan asombrosa como
los votos de los regidores de Morena en el Cabildo Meridano, a favor de que se
contrate una deuda, de las que critica siempre López Obrador. Eso si que no lo
tiene ni Obama.
Ya
entrados en gastos… ¿será que el precio de esa decisión esté
incluido en los intereses del préstamo de $350 millones que dará Banobras a la
Comuna? ¿O será que negociaron otro tipo de compromiso inconfesable?
Por cierto, en el mismo voto a favor que
darán los emisarios de Morena en el Congreso, está planchadito el
multimillonario préstamo que pidió el gobernador para el trenecito eléctrico y
para hacer el parque de la Plancha… que finalmente ya vimos quién lo pagará.
Son más de $1,700 millones que se le cargan a la deuda del estado porque Andrés
Manuel no se los piensa dar.
Hay que reconocer que en ese menjunrge,
mescolanza o danza de millones, sale ganando el peje, porque la gente sigue
creyendo que ese dinero es para los bolsillos de los panistas, así tengan la
aprobación de los morenistas. Además que el tabasqueño siempre juega doble: con
una mano te quita presupuesto (a Yucatán vaya que lo ha castigado) y con la
otra te tira al pueblo bueno y sabio, que no ve bien que pida prestado.
Por cierto, a la lista de temas calientes
que le van a estallar al panismo yucateco en pleno proceso electoral, se nos
olvidó agregar el dichoso estadio de Cordemex que supuestamente está
gestionando sus permisos municipales, que de ninguna manera incluyen la
anuencia de los vecinos y de los múltiples enemigos políticos que tienen los
promotores y sus socios.
