Ciudad de México, 10 de julio de 2024.- La relación entre México y Ecuador se ha deteriorado significativamente desde el asalto a la embajada mexicana en Quito, ordenado por el presidente ecuatoriano Daniel Noboa en abril. Durante el incidente, las fuerzas ecuatorianas irrumpieron en la embajada para capturar al exvicepresidente Jorge Glas, quien estaba buscando asilo. Este acto fue ampliamente condenado por México, que presentó una demanda ante la Corte Internacional de Justicia alegando una violación de la Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas.
En las semanas posteriores al asalto, Noboa ha intensificado su retórica contra México, calificándolo como “uno de nuestros peores socios” y señalando un déficit comercial de casi 600 millones de dólares. Sus declaraciones han aumentado las tensiones diplomáticas entre ambos países, con el mandatario ecuatoriano mostrando una postura desafiante ante las críticas internacionales. Noboa ha insistido en la necesidad de revisar y renegociar los acuerdos comerciales para equilibrar la balanza y proteger los intereses de Ecuador.
La administración del presidente Andrés Manuel López Obrador ha respondido enérgicamente, solicitando la expulsión de Ecuador de las Naciones Unidas hasta que se emita una disculpa formal. Aunque la presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum, aún no se ha pronunciado públicamente sobre el conflicto, su administración deberá enfrentar este desafío diplomático al asumir el cargo. Mientras tanto, la comunidad internacional observa de cerca la evolución de esta disputa, que podría tener implicaciones significativas para la cooperación regional y las relaciones comerciales en América Latina.
