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La carrera de Cecilia

José Francisco Lopez Vargas
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Claroscuro, por: Francisco López Vargas

Cecilia Patrón Laviada es hermana del ex gobernador y ex alcalde Patricio de los mismos apellidos. En Yucatán, todos saben la distancia que media entre ella y su hermano y que su carrera política ha sido muy independiente. De hecho, su matrimonio con Raúl Paz, hoy senador y ex presidente del PAN también terminó cuando se le involucró en dos escándalos de los que, hasta ahora, Raúl no ha podido salir: el de los moches y el de una fiesta con panistas que evidenció una supuesta infidelidad. Cecilia salió venturosa, pero vaya que le costó a ambos.

Pero el problema de la vida pública es que casi siempre afecta a la vida privada y los detalles, aunque vergonzosos siempre, también tienden a hacerse públicos. En la vida pública pareciera que no existe la privada, y menos cuando se usan recursos públicos para complacer gustos o necesidades privadas.

Esta semana supimos, por su cuenta de facebook, que ella no ha desmentido, que pretenda contender por la dirigencia del comité municipal del PAN, lo que de inmediato se interpretó como iniciar su labor para ser alcaldesa capitalina lo que abriría un frente con Renán Barrera Concha, a quien muchos ven como el candidato natural a sustituir al actual gobernador Mauricio Vila, menos éste.

Para muchos, es abierta la relación “forzada” que sostiene Vila con el alcalde capitalino y hasta salen a contar que Jorge Carlos Ramírez Marín, el senador priista de mayoría, recibe apoyos del nuevo gobierno para integrar el comité municipal del tricolor en la capital yucateca. ¿Será?

Lo que sí es verdad es que la postulación de Cecilia para el comité directivo municipal panista avizora, por lo menos, una contienda interesante. ¿A quién apoyará Renán Barrera? ¿A Josué Camargo? Aún no se sabe, pero también está la posibilidad de que haya apoyo absoluto y que la unidad reine en el panismo capitalino. ¿Será?

En el futurismo político que provoca el nuevo gobierno, es natural que con el triunfo del panismo en la entidad ya se haya empezado a trabajar para mantenerse en el poder y no fracasar como le pasó a Patricio al imponer a Xavier Abreu Sierra como su candidato, con tantos meses de anticipación.

El priismo yucateco, en franco pleito desde que intentaron renovar su dirigencia local –vaya que se exhibieron las peores mañas y todavía hay procedimientos legales pendientes de desahogar-, está velando armas en espera de quién gana la contienda electoral nacional entre Ivonne Ortega y Alejandro Moreno.

Mientras, Ramírez Marín se vende como el más lógico candidato a la gubernatura de Yucatán pero su estrategia más parece de confrontación que de unidad, pero eso nos llevará otro espacio más adelante.

El gobernador Vila, bien evaluado al inicio de su gestión, también ha presumido esa buena relación que guarda con el presidente López Obrador. Una relación que, siendo gobernador, sería no sólo lógica sino hasta necesaria para hacer un buen gobierno, sobre todo porque la Federación, hoy en manos de Morena, vaya que tiene como principal opositor al panismo nacional y está estrangulando, vía recursos, a todos los gobernadores del país: Las obras las hacen los morenistas, los aplausos son para ellos y la promoción política, claro, también para sus proyectos políticos.

Nadie puede reclamarle a Vila la relación, mientras haya resultados que, como país, no vemos, pero que en Yucatán podría decirse que han afectado muy poco no sólo la promoción industrial y comercial sino que los inversionistas sí están llegando a una entidad que está bien evaluada y destaca en el concierto nacional por su actividad económica.

Pero en el PAN deben de tener mucho cuidado. Confiarse y elegir mal a sus candidatos, sobre todo, promover la división al interior le ha costado no sólo tropiezos y descalabros sino también perder presencia y hasta votos. Que la experiencia del gobierno de Rolando Zapata les baste: no sólo cuenta la buena aprobación del gobierno sino también la armonía que puedan reflejar en sus convivencias.

Si la decisión de Cecilia Patrón no tiene nada qué ver con la confrontación de la candidatura, cosa poco probable, pues no vemos problema a la vista, pero si esa es la idea, si ella representa a la candidata oficial, la empujada desde Palacio, pues la tesitura será otra.

Hay lecciones que no se aprenden en cabeza ajena: el candidato oficial siempre pierde, a nadie le gusta ver a un candidato que desde el poder se le alleguen recursos, se le promueva en los eventos, se le prodiguen elogios o se les asignen vía presupuesto. Eso ya cambió, eso es exactamente contra lo que se luchó por sexenios. Ojalá se haya entendido, ojalá se deje a los candidatos trabajar para que la gente y los ciudadanos los valoren, los apoyen o los reprueben.

¿Será que en los nuevo tiempos veremos nuevas formas o en los nuevo tiempos veremos las mismas costumbres? Esas que ya deberían desterrarse.

José Francisco Lopez Vargas
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