En octubre del año pasado, una comitiva conformada por altos funcionarios de la Universidad Autónoma de Yucatán, encabezada por el rector Carlos Estrada Pinto, y servidores públicos municipales, realizó un recorrido a manera de inspección, por el museo de Felipe Carrillo Puerto.
En diciembre de ese mismo año, el gobierno de México declaró el 2024, como “Año de Felipe Carrillo Puerto, Benemérito del Proletariado, Revolucionario y Defensor del Mayab”, por lo que toda la documentación oficial generada en ese año llevaría, como ha sido en efecto, la imagen del célebre gobernante socialista, fusilado el 3 de enero de 1924, junto a algunos de sus hermanos y más cercanos colaboradores.
De aquella visita resultó el acuerdo de que la Universidad participaría con el Ayuntamiento de Motul, en el rescate de dicho museo. El diagnóstico de aquel momento, arrojó que el techo de la primera pieza del inmueble corre riesgo de derrumbarse puesto que, las vigas de madera, apenas logran soportar el peso, y la estructura se encuentra, visiblemente, “pandeada”. El resto del edificio también requiere mantenimiento, incluyendo el patio donde se encuentra un busto del Yaax Ich.
Más allá de aquel recorrido de cortesía, en el que elrector y otros directivos de la Máxima Casa de Estudios concluyeron que la Universidad coadyuvara en la mejora del espacio, es importante dejar en claro que, los trabajos de recuperación del inmueble no son responsabilidad de la Alma Máter, sino que corresponden al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y al propio Ayuntamiento.
Si bien, tanto el encuentro como la visita fueron un acierto en cuanto al puente de comunicación que se estableció, la participación que la UADY podría teneren su caso, sería la de intervenir en la curaduría y museografía, no la de destinar recursos propios a la reparación del recinto.
Tanto la información como los objetos que alberga el museo actualmente, resultan de una pobreza que obedece más, pareciera, a la apatía recurrente de las administraciones municipales que, una tras otra, han decidido ignorar lo que ahora se ha convertido en “el problema del Museo de Carrillo Puerto”.
Aún en las dos piezas abiertas al público, en las que se aprecian mamparas informativas, con una cronología bastante escueta de la vida de don Felipe, algunos objetos como una espada propiedad de su familia, un rifle, un machete, algunos documentos de origen diverso y un monolito de aparente mármol en forma de libro abierto con el discurso en maya que aquél pronunció en la ceremonia de toma de posesión el 1 de febrero de 1922, en el balcón del Palacio de Gobierno.
A la cabeza del mármol, han colocado la placa de acero inoxidable conmemorativa a los cien años del aniversario luctuoso de Carrillo Puerto, que debiera estar instalada en algún sitio el cual, notoriamente, no es donde se ubica de forma ocurrente.
A la ya pobre exposición se añaden un par de mamparas sobre la vida de la “Monja roja”, Elvia Carrillo Puerto y un pequeño busto de la feminista.
El museo requiere una reorganización completa, integral, una intervención que sólo podrían realizar expertos. En ese sentido, los esfuerzos del ayuntamiento resultarán, muy probablemente, insuficientes.
A decir de las propias trabajadoras del lugar, el Instituto Nacional de Antropología e Historia, se comprometió a la reparación del techo de la pieza principal, mas no se percibe ningún avance.
El rescate de la Casa- museo Felipe Carrillo Puerto, requiere de un trabajo conjunto, tanto en la aportación de recursos económicos como humanos. El lugar tiene el potencial de ser un punto obligado de visita para el turismo. Esa es la razón por la que el proyecto de rescate, tendría que ser, obligadamente, uno coordinado entre los gobiernos federal, estatal y municipal, empero de analizar, seriamente, si la administración del lugar deba continuar a cargo del Ayuntamiento. Pudiera ser apropiado valorar si, una vez remodelado el espacio en su totalidad, estaría en condiciones de pasar a manos de la Secretaría de Cultura del gobierno de México, a través del mismo INAH, lo que aseguraría un presupuesto anual para el museo y la cobertura de sus necesidades.
Reitero la necesidad de que la curaduría sea realizada por técnicos del ámbito museístico, dado que el proceso de organización de una exposición es un proceso complejo, sobre todo cuando es de carácter permanente.
Un ejemplo claro es, que la letra del Himno a Felipe Carrillo Puerto, se encuentra impresa y pegada con cinta adhesiva al mostrador, donde apenas puede mirarse y mucho menos apreciarse la relevancia de este canto, cuya letra es del historiador Edmundo Bolio Ontiveros, y la música del compositor Rubén Darío Herrera Martínez. El himno fue estrenado en fecha no definida, ante la tumba del prócer, en el Cementerio General de Mérida, interpretada por la Banda de Música del Estado.
Sería fabuloso poder mirar y escuchar el Himno a través de un dispositivo audiovisual, como muchos otros contenidos de la vida y obra del mártir del proletariado nacional, Elvia y otros personajes que le acompañaron en tan trascendente periodo histórico de Yucatán. José Miguel Rosado Pat
