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La Constitución Mexicana: oportunidades y desafíos

Jordy R. Abraham Martínez
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Casi nadie valora lo que tiene mientras que muchos añoran lo ajeno. ¿Cuántas veces no hemos escuchado esta paradoja de la vida, aplicable a prácticamente cualquier situación? En estas fechas ha venido a mi mente, por los motivos que ahora compartiré.
El centenario de la Constitución Política de 1917, es un evento sumamente significativo y que puede invitar a reflexionar sobre muchas cosas propias de nuestra evolución como nación independiente.
Por lo general, al repasar el desarrollo del texto constitucional, se hacen presentes críticas, pero poco se habla de grandes progresos evidentes que son destacables para la historia de México.
En primer lugar, cabe recordar que la Constitución vigente surge como consecuencia de una revolución popular motivada por las desigualdades marcadas entre las clases sociales que convivían en nuestro territorio.
Las injusticias arraigadas en el tejido social, se manifestaban con toda clase de abusos de unos pocos hacia el grueso de la población. Este malestar desembocó en una lucha armada para abatir al gobierno dictatorial, de la misma manera en la que se suscitó la Revolución Francesa siglos atrás.
Ante la débil estabilidad política de una nación postrevolucionaria renovada, fue Venustiano Carranza quien tuvo la visión de invitar a una reforma constitucional de raíz que permitiera plasmar los ideales de la Revolución Mexicana en la Carta Magna.
Como consecuencia se gesta en el Teatro de la República de Querétaro, la Constitución de 1917 que es Norma Suprema hasta nuestros días. Se dice que se trata de la primera Carta Constitucional de corte social. En ella son de esencial observancia los preceptos vinculados a los derechos laborales y las garantías promotoras de la justicia social en el rubro agrario.
Ulpiano, un jurista romano, aseveraba que la justicia es la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno su derecho. Pues bien, la distribución de tierras, que fue fomentada por la nueva constitución y más tarde asegurada por diversos presidentes, fue un modo de recompensar a los habitantes indígenas por los despojos que habían sufrido durante años. En los años posteriores a la promulgación de la Constitución, se vivieron días de incertidumbre política producto de pugnas habituales en tiempos venideros a un nuevo gobierno establecido tras un derrocamiento.
Más tarde, en la década de los cuarenta se empezó a percibir una mayor estabilidad ocasionada por un importante impulso económico, pero también por la incursión de los civiles (no militares), en el cargo del Presidente de la República. Esto es, la Revolución pasó a institucionalizarse en pro del orden y el desarrollo. A todo esto, y ciertamente con muchos momentos difíciles, México es un país que ha contado con una relativa estabilidad política.
La gran mayoría de las naciones de América Latina vivieron los estragos de dictaduras militares impuestas por la fuerza. Otros muchos países del mismo continente han visto guerras civiles o conflictos bélicos internos importantes. Más aun, prácticamente todos los territorios de Europa Occidental fueron duramente golpeados por las dos grandes guerras, causando crisis económicas y sociales.
México, por su parte, supo sortear el impacto nocivo de la Segunda Guerra Mundial. Todo lo anteriormente citado, tuvo lugar durante el transcurso del Siglo XX, mientras que nuestra nación no se vio afectada gravemente por estos factores.
Mucho ha acontecido desde ese lejano 1917 y hoy el panorama mexicano luce muy distinto. Nuestro país es reconocido por ser una de las veinte economías que conforman el G-20, lo cual plantea el panorama macroeconómico prometedor con sus más de 120 millones de habitantes. Esta oportunidad debe ser aprovechada para continuar con la construcción de un desarrollo sostenido.
¿La Constitución Mexicana es perfecta? Considero que es perceptible que hay mucho que mejorar, pero las reformas recientes, sobre todo la del 2011 en materia de derechos humanos, nos hace pensar que existe la disposición por engrandecer a la Ley Superior que es la responsable de ser directriz del Estado de Derecho. ¿Qué rol deben asumir los ciudadanos ante su Constitución? Es simple, leerla, conocerla y respetarla.

Jordy R. Abraham Martínez
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