La Revista

La contaminación del subsuelo yucateco detrimento patrimonial

Ismael Méndez Camargo
Ismael Méndez Camargo
Sígueme en redes sociales:

Por: Ismael Méndez Camargo.

Triste herencia ecológica para las próximas generaciones.

Dicen que poderoso caballero es don dinero, o con dinero baila el perro, conocidos refranes populares que muchas veces se aplican cuando no hay otra explicación ante las dudas de la gente al preguntarse por qué suceden ciertos hechos y que no dejan duda de que hubo dinero de por medio, como ha sido la instalación de las granjas porcícolas que se han instalado en diversas partes de la geografía yucateca ante la protesta de los habitantes de los municipios y poblados cercanos donde se han construido los criaderos de cerdos con la correspondiente industria inherente a este tipo de carnes.

Grandes plantones de las personas potencialmente afectadas, cierre de carreteras han sido insuficientes para frenar el aumento de las referidas granjas, siendo que las autoridades no han dado una verdadera solución a un problema que a corto o mediano plazo nos afectará a los yucatecos, pues las heces fecales de los cerdos contaminan sin duda alguna los mantos freáticos, que son un baluarte precioso de las reservas de agua dulce potable para el consumo humano de ahora y de las próximas generaciones de que serán afectadas por esta grave irresponsabilidad de empresarios que sin duda han contado con la complicidad de varios actores políticos de quienes otorgan los permisos correspondientes para la construcción de estos centros de la cría de los cerdos.

No se trata de frenar la creación de nuevos centros laborales, que seguramente dará sustento a varias familias, que beneficiará a cientos de personas, pero sin las medidas sanitarias y ecológicas necesarias, traerá el perjuicio de cientos de miles de pobladores de nuestro estado que son abastecidos de las reservas acuíferas existentes en Yucatán en un futuro muy cercano, ante la indiferencia de quienes deben proteger los recursos naturales y por supuesto la voracidad inhumana de los empresarios que solo les importa el negocio y se olvidan que el día de mañana, ellos pueden necesitar del vital líquido que cada día está más escaso, no solo por el incremento de los centro urbanos, sino también por la tala de los montes y selvas de una manera bestial, como es el caso del famoso tren maya y las pocas medidas de reforestación, que no solo afectan la captación del agua de las lluvias, también influyen en el calentamiento global de nuestro planeta.

Cada día el agua está más contaminada lesionando al consumo humano, como también perjudica al riego de hortalizas y otras plantes, que de por sí se ven seriamente agredidas por los pesticidas y otros productos químicos, lo que sin duda afectará la salud de las personas, pues se ha comprobado que muchas enfermedades degenerativas como el cáncer vienen por la ingesta de alimentos altamente contaminados, como ha pasado con las mineras que vierten sus desechos con residuos llenos de plomo y arsénico, pero el gobierno brilla por su ausencia para darle una solución a este grave problema. Y las personas dicen y se pregunta del porque de la indiferencia de las autoridades y la respuesta es muy simple, pues no hay otra explicación …..hubo dinero por medio, sin importarles la salud de los habitantes que son y están sido afectados.

En nuestro país que está entre los países más corruptos del mundo, este tipo de arreglos es el pan nuestro de cada día, pues el dinero sucio es muy usual entre los funcionarios de todo tipo, principalmente entre quienes otorgan permisos y concesiones para este tipo de empresas sin importarles los daños ecológicos, pues solo piensan en llenarse los bolsillos, dejando desprotegidos a quienes serán dañados por tanta irresponsabilidad. Parece mentira que los estatutos para proteger el medio ambiente en México, sean letra muerta, situación que no acontece en otros países desarrollados y con penas muy severas, para quien atenta contra la naturaleza, evitando los ecocidios, pues sería mas conveniente buscar soluciones para que las empresas tengan por fuerza plantas de tratamiento de aguas y otros desperdicios que se usan en el desarrollo productivo de sus bienes y servicios.

Como una ligera esperanza sobre este tema tan delicado, está la declaración del presidente de la república en proclamar un decreto para evitar la creación de las mega granjas porcinas en la península de Yucatán, obviamente con la presión de Green peace que sin duda influyó en este sentido, amén de los hechos que ocurrieron en Sitilpech, cuando los habitantes de esta comisaría del municipio de Izamal, se manifestaron bloqueando caminos de acceso a los centros Kekén, pue ya empezaban a sentir los impactos de las referidas granjas, ya que éstas se encuentran a menos de ocho kilómetros de la cabecera, con una gran pestilencia por las heces fecales de los cerdos, además de los gases que provienen de los citados desperdicios, que no pueden ser controlados por las carpas donde se almacenan y que son incinerados muy lentamente, por la poca capacidad de las cámaras que separan la materia orgánica y el agua natural del desperdicio natural que producen los cerdos. Tampoco podemos olvidar que los crematorios de los animales que mueren antes de ser sacrificados no cumple con las normas esenciales, así como la sangre que surge durante el sacrificio de los porcinos, previo a la distribución de la carne.

Se ha abusado de la generosidad de la madre naturaleza, que siempre nos regala abundantes lluvias que nutren nuestros bancos de este preciado líquido, a pesar que con la ausencia de árboles en muchas zonas, cada día es más difícil captar el recurso vital, y en el caso de Yucatán se han establecido las citadas granjas porcinas cerca de las zonas ricas en agua dulce y las autoridades correspondientes hacen caso omiso de los ecologistas, biólogos autorizados y la población potencialmente afectada, no olvidando que las personas deshonestas que reciben dinero para dar estos tipos de permisos, también van a sufrir por la escasez de agua dulce en un tiempo ya muy cercano. Creo que pronto resurgirán aquellos tanques de agua lluvia de antaño, que nuestros ancestros llenaban para consumo particular, pues ni esperanza de usar los pozos actualmente, ya que la inmensa mayoría están contaminados, igual que nuestros cenotes, una triste realidad de una herencia ecológica que vivirán nuestros hijos, nietos.

Estamos a tiempo de actuar y presionar a nuestras autoridades a hacer correctamente su trabajo con respecto al cuidado del agua, ya que a estos funcionarios se les paga con el dinero de los impuestos que erogamos pobres y ricos, y que a la larga todos seremos perjudicados. También por si fuera poco, no hay un verdadero control sobre los pozos existentes en las comunidades del estado de Yucatán, con el terrible crimen ecológico, siendo que los habitantes de los pueblos, convierten los mencionados pozos en sumideros, no olvidando que esos depósitos de agua dulce provienen de venas del subsuelo y se contamina por consecuencia el manto freático tanto en el primer nivel hasta el tercero con las bacterias naturales del excremento humano y los líquidos que forman las aguas negras con residuos de orines y químicos que se usan en el aseo diario del cuerpo, la ropa y los utensilios de cocina y que dañan la salud de la población, pues muchas personas usan esas aguas para bañarse o para cocinar, aunque sean provenientes del agua potable de los cárcamos que se nutren del agua del subsuelo, que no cuentan con los tratamientos mínimos de salubridad para consumo humano.

De igual forma resulta terrible el gran número de fugas de agua potable que se registran en muchas poblaciones, especialmente en la ciudad de Mérida, pues muchas tuberías por su antigüedad se rompen, produciendo fugas internas que no se notan a simple vista y el líquido va a parar a las alcantarillas, por lo que no solo ha es un gran desperdicio, sino también baja la presión del agua para llegar a los predios ya sea domiciliarios o comerciales, sobre todo en la época de calor que impera desde abril hasta septiembre, pero lo más decepcionante es la negligencia de la JAPAY, quien hace caso omiso de las quejas y reportes, ya que nunca mandan inspectores a verificar las mencionadas fugas y por tanto no hay reparación. Conclusión… ¿Qué estamos esperando? Sufrir los estragos que padecen los habitantes de Monterrey o en los estados del norte del país, pues las lluvias son muy escasas y ya están pagando la poca regulación del control del agua, aunada a las desbordadas manchas urbanas de los grandes asentamientos. Estamos a tiempo para salvar la herencia ecológica de la península de Yucatán, México y el mundo. Actuemos con energía y responsabilidad hoy, mañana puede ser demasiado tarde.  

Ismael Méndez Camargo
Ismael Méndez Camargo
Sígueme en redes sociales:

No quedes sin leer...

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Advertisement -spot_img
- Advertisement -spot_img

Lo último