La Revista

La cultura de la precariedad

José Zenteno Dávila
José Zenteno Dávila
Sígueme en redes sociales:

Por: José Zenteno Dávila.

Antes de comenzar a
escribir este texto desde mi posición de neófito o al menos de jugador amateur
en materia de cultura, me preguntaba cómo definirla. Ya imaginaba que habría
muchas definiciones de cultura pero cuando le consulté al oráculo de Google,
Wikipedia contestó que en 1952 los investigadores Alfred Kroeber y Clyde
Kluckhohn encontraron 250 definiciones y conceptos diferentes aplicables al uso
de la misma palabra.

Una maestra solía
decir que cultura es todo lo que queda cuando lo demás se ha olvidado. Puede
ser una definición correcta desde múltiples puntos de vista. Si hablamos de
valores o costumbres presentes en una sociedad o grupos de individuos, bien
podríamos concluir que algunos serán olvidados pero otros valores sobrevivirán
y guiarán su conducta. Si pensamos en las manifestaciones artísticas presentes
en un momento determinado de la historia, valdría pensar que son aquellas que
fueron capaces de expresar el alma de las personas en ese contexto, determinado
por las condiciones del entorno, y que las demás expresiones simplemente
resultaron irrelevantes y por lo tanto olvidadas.

El lenguaje es el
vehículo por excelencia de la cultura. La riqueza de las palabras y de los
conceptos es muestra de la cultura de los pueblos. La capacidad de pensar y de
comunicar lo pensado contribuye a la formación de activos intangibles y es
motor de progreso. Pero la cultura también se forma por otros símbolos que
trascienden al lenguaje de palabras, signos y grafías. Las expresiones humanas
que utilizan los sentidos para comunicar su mensaje, ya sea a través de la
música, la pintura, la danza, el teatro, la escultura, entre otras, también son
manifestaciones de la cultura y al mismo tiempo son formadoras de nueva
cultura.

Ahora que estamos a
punto de vivir las consecuencias de esta pandemia de COVID-19, tenemos ante
nosotros un imperativo que nos impone la naturaleza y que necesariamente
modificará la cultura de la humanidad. Como en otros tiempos del devenir
humano, ahora le corresponde a esta generación la tarea de adaptarse a las
nuevas condiciones del entorno. El proceso de adaptación determinará los nuevos
límites de nuestra cultura. Por eso afirmo que imaginar el futuro después de la
pandemia es necesariamente trazar el rumbo de los cambios culturales.

Desde mi punto de
vista la palabra que definirá al entorno post COVIT-19 será precariedad. La situación que enfrentará
el mundo y particularmente México será de un entorno económico precario.
Desempleo, empresas quebradas y endeudadas, familias que pierden o rematan su
patrimonio, pobreza creciente. Incluso los dueños del dinero la van a pasar mal
cobrando a sus clientes morosos, otros se aprovecharán de la desgracia ajena y
se harán de propiedades a precios irrisorios. Veremos manifestaciones de
voracidad y desesperación, de insensibilidad y angustia.

La precariedad
económica obligará a que cambie la cultura de consumo. Muchos bienes que antes
de la pandemia proporcionaban gran utilidad a las personas, comenzarán a perder
importancia e incluso dejarán de adquirirse. Puedo imaginar que los autos de
lujo, los viajes al extranjero, la joyería y ropa de marca entre otros bienes
suntuosos, perderán relevancia en la canasta de consumo entre las clases
acomodadas y por lo tanto sufrirán abruptos declives en sus ventas. Otros
bienes correrán la misma suerte pero en otros segmentos de la sociedad hasta llegar
a la base la pirámide. Entre los pobres comer carne era un lujo antes de la
pandemia, después quizá será una casualidad.

De la precariedad
material saltaremos a la precariedad moral. El fenómeno de escasez puede
ocasionar que se rompan más límites morales para poder sobrevivir. Es muy
probable que en los primeros meses de la etapa post pandemia se observen todo
tipo de crímenes, asaltos, robos, estafas y fraudes. No será percibido como un
nuevo brote de delincuencia porque ésta ya existía. La diferencia profunda
entre la delincuencia de antes y la nueva será la motivación. La mayor parte de
la delincuencia previa al COVIT-19 estaba motivada por el deseo de consumir y
de poseer sin esfuerzo, la posterior a la pandemia será por sobrevivir porque
no habrá en dónde trabajar.

La precariedad moral
también motivará la precariedad de empatía. Estaremos más preocupados en
solucionar nuestros propios problemas que no tendremos tiempo ni ánimo para
pensar en la gravedad de los problemas del prójimo. Mucho menos para
atenderlos.

En medio de la
pandemia la precariedad más grave es de conciencia. Unos porque no colaboran
para reducir la curva de contagios y otros porque al quedarse en casa solo le
pusieron pausa a su vida cotidiana. No parece ser un momento de despertar de
conciencia. Al menos no con vista al futuro de precariedad que nos espera, ni
siquiera el presidente de México ha dado muestra de ello.

Seguramente los
mexicanos cambiaremos como consecuencia de esta pandemia pero es posible que
esos cambios no sean duraderos a menos que existan guías adecuados de la
conciencia colectiva.

En este momento apelo
a los rebeldes que siempre y en todos los tiempos han existido en la humanidad.
Hagamos un movimiento de contracultura. Si la precariedad material, moral y de
empatía será la marca distintiva del futuro próximo, los inconformes podemos
hacer un movimiento en sentido contrario por la solidaridad, la colaboración y
el amor al prójimo. Los inconformes son la resistencia anti-sistémica que ha adquirido conciencia. Entre los inconformes
siempre se encuentran artistas que en sus obras plasman el renacer de la
sociedad, porque su ideal de perfección del espíritu humano es la semilla del
nuevo progreso.

Lo peor que le puede
pasar a la humanidad en esta coyuntura histórica es que sus artistas se suban
al mismo tren de la precariedad. Seamos artistas de un futuro posible que yace
en nuestra imaginación y en lo profundo de nuestro espíritu. Pongamos nuestra
voluntad del lado de la razón y la empatía para levantar a México más fuerte y
unido, solidario y fraterno.

José Zenteno Dávila
José Zenteno Dávila
Sígueme en redes sociales:

No quedes sin leer...

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Advertisement -spot_img
- Advertisement -spot_img

Lo último