Mérida, Yucatán; 24 de septiembre de 2017 (ACOM/Darwin Ail).- El arzobispo de Yucatán, Gustavo Rodríguez Vega, resaltó la generosidad de la gente para ayudar a los damnificados de los sismos que han golpeado al país, “lo cual es la manifestación de Dios, porque los católicos deben tener la vocación de servir a sus semejantes”.
“Muestra de ello son todos los voluntarios que andan ahí arriesgando la vida. Sé de algunos que incluso traen su nombre escrito en el brazo y un teléfono para que los puedan ubicar porque saben que pueden morir”, indicó al dar la homilía en la Catedral de San Ildefonso.
¡Cuánta generosidad! ¡Cuánta entrega y gente que viene de países lejanos! ¡Dios lo hace posible! ¡Cuánta generosidad gente que ha depositado en las cuentas bancarias! “La labor realizada en Cáritas o de otros organismos cuyos nombres quedan escondidos pero con toda generosidad han ayudado a nuestros hermanos en desgracia”.
¡Cuánta gente ha llevado algo de despensa! “Algo de enlatados, algo pequeño como una sola lata, pero con mucho amor desprendiéndose de algo que se tiene, es Dios nuestro señor el que suscita esta generosidad. ¡Cuánta gente orando!
Señaló que por ahí se hizo famosa la foto de un rescatista con el rosario en la mano, pues no dejaba de orar mientras servía a sus hermanos, “pero por todo México hay gente que ora y pide el descanso eterno de los fallecidos, por la salud de los heridos, por la fortaleza de las familias”.
“En estos días se ha hecho muchísima oración, Dios ha suscitado esa solidaridad y esa fraternidad; el Evangelio de hoy nos habla precisamente de la generosidad de Dios y de aquellos hombres que muestran codicia”, sostuvo.
Recordó la importancia de que el católico tiene que servir, “el apóstol Pablo decía que lo mejor es morir para estar con Cristo, si he de vivir que sea para servir, una vida que no es para servir a los demás no tiene sentido y la vida así tiene más sentido y cobra más fuerza”.