El conflicto entre las facciones del Cártel de Sinaloa, los Chapitos y los seguidores de Ismael “El Mayo” Zambada, ha sumido a Culiacán en una espiral de violencia desde la detención de Zambada en julio de 2024. La situación ha provocado enfrentamientos, secuestros y asesinatos que aterrorizan a la población. A pesar de los llamados de los ciudadanos y la crítica a la inacción del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, la respuesta militar ha sido considerada insuficiente. La ciudad vive una guerra interna, exacerbada por las tensiones dentro del cártel.
Los Chapitos, hijos de El Chapo Guzmán, son acusados de traicionar a El Mayo Zambada, facilitando su captura en Estados Unidos. Esta traición ha desatado un conflicto que ha dejado un saldo oficial de 12 muertos, 11 heridos y 20 desaparecidos, aunque se sospecha que las cifras podrían ser mayores. La población de Culiacán, compuesta por más de 800,000 personas, se encuentra confinada por el terror, mientras los enfrentamientos entre las dos facciones se intensifican en las calles.
Desde el 9 de septiembre, la violencia ha ido en aumento, con episodios que recuerdan a los llamados “culiacanazos” de 2019 y 2023, cuando la captura de Ovidio Guzmán provocó caos en la ciudad. Estos enfrentamientos reflejan las capacidades logísticas y armamentísticas de los cárteles, que incluso han logrado plantar cara al ejército mexicano en varias ocasiones. En los días recientes, las autoridades locales y federales, incluyendo al gobernador Rubén Rocha y al presidente López Obrador, han minimizado los eventos, describiéndolos como “casos aislados”. Sin embargo, los residentes exigen una respuesta más contundente.
Los ciudadanos de Culiacán viven con miedo constante. La situación es tan grave que las clases presenciales han sido suspendidas, y se han cancelado los festejos del Día de la Independencia para evitar aglomeraciones y nuevos incidentes. Aquellos con recursos optan por permanecer en sus casas, temerosos de caer en medio de un tiroteo o ser víctimas de secuestro.
Este conflicto, que pone al Estado Mexicano en una situación delicada, tiene el potencial de extenderse a otras regiones y afectar la ya frágil estabilidad de la seguridad en el país. Mientras tanto, los ciudadanos de Culiacán enfrentan una situación límite, donde el narcotráfico, que ha permeado todos los estamentos de la sociedad, amenaza con colapsar la vida cotidiana.
