Dovianid es una maestra veracruzana que en 2012 fue secuestrada junto con su hermano Octavio y un amigo de él. De ese agravio, afortunadamente, salieron con vida. Tres años más tarde su otro hermano, Gustavo, también fue privado de su libertad en Veracruz y desde entonces se desconoce su paradero. Se presume fue asesinado. Y hace una semana, Octavio fue secuestrado por segunda ocasión y hasta el momento no se sabe nada de él. Ella exige a las autoridades que encuentren a sus familiares, vivos o muertos, “no importa ya”, pero que los hallen.
Ciudad de México, 12 de octubre (SinEmbargo).- “Que todo México se entere que Veracruz está perdido. Está perdido por no sé quiénes, está tomado por no sé quién. Las familias veracruzanas ya no podemos vivir tranquilos”, son las palabras que con pesar expresa Dovianid Carranza Baruch, hermana de dos jóvenes desaparecidos en Veracruz. Ante la “negligente” respuesta por parte de las autoridades locales, la mujer exige ahora al Gobierno federal que encuentre a sus hermanos, vivos o muertos.
“Yo sé que no soy la única, no somos las únicas personas que han sido extorsionadas, amenazadas, lastimadas. Pero muchos por temor lo mantienen oculto. Yo le digo a mi hermoso estado de Veracruz que jamás pensé en dejarlo, que nos unamos. ¿Por qué nunca pensamos en hacer algo a pesar de haber muchos casos? Diario desaparecen personas, ya no necesitas ser rico para sufrir extorsión. Te meten temor. Eso es lo que yo le pido a mi pueblo de Veracruz: vamos a unirnos, a alzar la voz, a decir ya basta. Ya basta de que se lleven jóvenes. Yo quiero saber dónde están todos estos chicos, todos los que se han llevado”, dijo Carranza Baruch a SinEmbargo.
El 12 de octubre de 2015, Gustavo García Baruch fue privado de su libertad junto a otros tres chicos, se lo llevaron de su hogar ubicado en una zona aledaña al puerto de Veracruz. El pasado 29 de septiembre, su hermano, Octavio García Baruch y dos de sus amigos, Génesis Deyanira Urrutia Ramírez y Leobardo Arroyo Prado, fueron secuestrados ahí mismo.
A Dovianid le hacen eco las últimas palabras que recuerda de su hermano Octavio: “primero tú, luego mi hermano. ¿¡Qué quieren, me quieren a mí aquí estoy. Pero no es posible”.
De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), de 2013 a la fecha se han registrado en Veracruz 435 casos de secuestro y 937 de extorsión. Tan sólo hasta agosto de 2016 se registran 85 y 95 casos respectivamente. Con respecto al delito de homicidio doloso, la dependencia señala que en los últimos tres años se han registrado 2 mil 631 casos, de los cuales, en 2016 se han cometido unos 716.
Las mismas cifras arrojan que a nivel nacional, hasta agosto de este año, Veracruz es la segunda entidad con más casos de secuestro (85), sólo por debajo del Estado de México (174). La entidad es además la séptima con más asesinatos (716). En cuanto al delito de extorsión, Veracruz reporta 95 incidencias.
En los últimos siete años, Veracruz se ha visto inmerso en una lucha entre cárteles por el control de las rutas de drogas y migrantes, así como en una confrontación del Estado contra las agrupaciones criminales. En la región se disputan la plaza los Zetas, el Cártel Jalisco Nueva Generación y el Cártel de Sinaloa.
Ante este panorama, el de Dovianid es uno de los cientos de casos de desaparición que aquejan a los veracruzanos. Muchos familiares de víctimas, como ella, se repiten lo mismo, siempre esperanzados, nunca tranquilos: “somos más los buenos, por eso nos podemos unir”.
EL TERROR DE LA FAMILIA BARUCH
Aunque para la familia no queda claro el por qué del acoso en su contra, se sabe de un antecedente que deja fuera que el secuestro de ambos hermanos se trate sólo de una serie de coincidencias. Tres años antes de la desaparición de Gustavo, narra Dovianid, ella, su hermano Octavio y un amigo fueron privados de su libertad en el municipio de Acayucan, de donde son originarios.
La mujer recuerda que un grupo de hombres armados y uniformados los habrían detenido sin motivo alguno, los amarraron y los trasladaron al lugar de su encierro, donde fueron amenazados de muerte y extorsionados.
Dovianid detalla que a los tres los amarraron “como iguanas”, es decir, con los pies y manos atados por la espalda; que los amenazaron con una motosierra y que a ella le dijeron que la violarían. Además, indicó que los agresores se comunicaron con su madre, la tenían perfectamente identificada, y a quien le pidieron rescate, mismo que fue pagado a los delincuentes. Sin embargo, sólo liberaron a Dovianid y los agresores pidieron más dinero por Octavio y su amigo.
Según detalla, como en ese entonces no contaban con más dinero no pudieron pagar el resto del rescate. A los dos días de ocurrido el secuestro, en diciembre de 2012, los dos retenidos aparecieron en los periódicos siendo señalados como integrantes de una presunta banda de secuestradores y narcomenudistas, delitos por los que fueron ingresados a prisión. A los ocho días, por falta de pruebas y de víctimas que los señalaran como responsables, fueron liberados.
Su secuestro en 2012, Carranza Baruch lo describe como un operativo en que pareciera “estaban deteniendo al ‘El Chapo’”, pues narra que dos camionetas se les cerraron previo a ser arremetidos con “un gran fuerza” y agresión. “Era impresionante”, agregó.
Ella y sus familiares no saben si policías estuvieron involucrados en este caso, ya que asegura que “en Veracruz se ve mucho esto de que clonan camionetas de la policía, hasta los uniformes. Por eso no podemos decir realmente ‘fueron policías’ o de tal organización”.
Luego de ese suceso, los hermanos Carranza Baruch se mudaron al Puerto de Veracruz para escapar de la situación que los aquejaba. El problema fue que el pasado los persiguió, y el acoso por de un grupo de delincuentes y supuestos oficiales de policía no cesó.
En esta imagen liberada por la Subprocuraduría de Justicia de Veracruz, se observa a los ocho detenidos en 2012 acusados de secuestro. Octavio se encuentra en el extremo derecho. Foto: Internet.
ACUSAN A OCTAVIO DE SECUESTRADOR
El 28 de diciembre de 2012, elementos de la Secretaría de Marina (Semar) detuvieron en Veracruz a ocho personas acusadas de pertenecer a una banda dedicada al secuestro, la extorsión y el narcomenudeo. Dicho grupo operaba al sur del estado, principalmente en los municipios de Coatzacoalcos y Acayucan.
Ese día, alrededor de las 16:00 horas, las autoridades daban a conocer que además de drogas, a los presuntos delincuentes se les aseguraron armas de fuego y vehículos. Entre los detenidos, además de Octavio García Baruch y su amigo Alejandro Martínez Valencia (asegurados en Acayucan), figuraban seis supuestos secuestradores identificados como Facundo Guzmán Cruz, Karen Tenorio Luna, Daí Irving Moo Santiago, Cristóbal Leal Alarcón, Héctor Pérez Ramírez y Juan Carlos Hernández Pérez (detenidos en Coatzacoalcos).
Según la información que circuló a nivel nacional, a los indiciados se les decomisaron 341 dosis de cocaína en polvo, 191 dosis de cocaína en piedra o crack, una pistola calibre 9 milímetros, 18 cartuchos de arma de fuego, así como cuatro vehículos, entre los que se encontraban un Nissan Sentra, un Tsuru, un Honda Civic y un Volkswagen tipo Bora.
Asimismo, los detenidos fueron acusados por el secuestro que en esas fechas sufrieron un ganadero y un estudiante oriundos de Acayucan.
Al respecto, Dovianid señala que “armaron este circo. Mi hermano no conocía a ninguno de los tipos que están ahí, sólo a uno que era el niño que nos acompañaba, uno de sus amigos. Y ponen a mi hermano como el líder de la banda y a mi carro lo mencionan como uno de los utilizados por la banda para transportar la droga. Un carro legal que aún conservo”.
Una semana después de su detención Octavio García Baruch y su amigo, Alejandro Martínez Valencia, fueron liberados por falta de pruebas en su contra.
Según Dovianid, su liberación se logró después de que su familia hizo un llamado a la población para denunciar a Octavio en caso de que fueran ciertas las acusaciones en su contra. “Se reunía en el parque del pueblo con ciertas personas y les decía: ‘si alguien reconoce a mi hijo como secuestrador, por favor, va a ser anónimo, díganlo, pero no me importa, es mi hijo. Queremos saber realmente’”.
La respuesta de la gente: nadie lo denunció; nadie lo reconoció como a un secuestrador.
Tras su liberación, las autoridades “dijeron que lo habían confundido con un narcomenudista que usaba un carro parecido, cosa que se nos hizo raro porque ya teníamos días, meses en que nos estaban acosando. Le dijeron a mi mamá ‘usted disculpe’”.
Posteriormente, narra la maestra veracruzana, “ya no dijimos nada, teníamos miedo. Entonces nosotros [ella y sus familiares] nos unimos más y dijimos ‘caso cerrado. Aquí no pasó nada, borrón y cuenta nueva’”. Sin embargo los problemas no terminaron ahí, sólo aguardaron un poco, resultando en la desaparición de Gustavo en 2015 y de Octavio en 2016. Así la situación de una familia veracruzana, que como miles en aquél estado mexicano sufren por la violencia y la inseguridad, problemas apadrinados por una incesante crisis de garantías de derechos, como también por la impunidad.
A GUSTAVO “YA LO MATARON”
Al día de hoy no se cuentan con más detalles con respecto del primer secuestro sufrido por la familia.
Dovianid no sabe dónde está Octavio -su hermano secuestrado el mes pasado- y lo peor, se presume que su hermano Gustavo -ausente desde 2015- ya fue asesinado. Ella ha denunciado que su hermano Octavio le comentó días antes de ser plagiado que unos oficiales de policía le aseguraron que su hermano había sido “ejecutado” y que él era “el último cabo suelto”.
“Eso me lo dijo por Whatsapp, luego en persona. Me dijo ‘hermana, para adelante’. Y entonces me menciona: ‘un policía [me dio aviso], ya no preguntes más. Y desgraciadamente el domingo después de que se lo llevan [a Gustavo] se borra automáticamente mi teléfono, toda la conversación, como por arte de magia. Me sale un mensaje donde me dice ‘te tenemos localizada, maldita puta, perra’. Entonces [el celular] se me apaga, se vuelve a prender y me dice ‘teléfono bloqueado, cuentas bloqueadas’. Y a mí me entra mucho miedo”, recuerda Dovianid.
Luego añade: “cuando ese supuesto policía le dijo a mi hermano [Octavio]: ‘tu hermano [Gustavo] está muerto, ya lo mataron, no lo busques’, […] también le dijo: ‘tú eres el último cabo suelto […] por ‘sentirse muy vergas’”.
Por todo lo anterior, Dovianid se ha visto obligada a cambiarse de residencia, inclusive de estado. Mantiene un perfil bajo, busca lugares donde no la señalen o la observen. Dejó de ver a su familia y también a sus amigos “porque estábamos sintiendo mucho temor, pensábamos en abandonar el país, vivíamos en psicosis”, refiere.
Y efectivamente, ella y sus hermanos pensaron en abandonar el país y pedir asilo político en el extranjero, sólo que no tuvieron suficiente tiempo para hacerlo.
PIDE ENCUENTREN A SUS HERMANOS
Dovianid ha recibido varias amenazas, la última fue este año, previo al secuestro de Octavio, cuando el departamento de una de sus vecinas, quien según la mujer, tiene un gran parecido a ella, fue robado y destrozado. “Le rompieron todo”, dijo. Tras el incidente, sus familiares le aseguraron que la “estaban halconeando” por lo que se tuvo que mudarse.
El caso de la familia Baruch pese a que fue denunciado ante la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (Seido), en la Fiscalía de Veracruz y ante la Comisión de Derechos Humanos de la entidad, sigue estancado.
Este semana, en entrevista con Ciro Gómez Leyva por Radio Fórmula, Dovianid Carranza pidió al Presidente Enrique Peña Nieto y al Gobierno de Veracruz que localicen a sus hermanos:
“Yo le pido al Presidente de la República, al licenciado Peña Nieto, a la Fiscalía de Veracruz, al Gobernador, licenciado [Javier] Duarte y a las instancias, les pido que aparezcan todos estos jóvenes que se llevaron, mi lógica me dice que ya están muertos, mi fe me dice que siguen vivos, no importa cómo aparezcan, pero queremos saber dónde están, vivos o muertos”, dijo.lA
La mujer denuncia que para las autoridades el secuestro reciente de su hermano Octavio se trata de un “ajuste de cuentas”, como represalia de la acusación de secuestro que le hicieron en 2012. Mientras, en el caso de Gustavo, Dovianid asegura que “no pasó nada, caso cerrado. Las autoridades dijeron que inclusive lo buscarían en las cárceles, porque dicen que a veces se los llevan a las cárceles con otros nombres […], pero nada. No pasó nada y nada pasa”.
La maestra veracruzana asegura esta “muerta en vida”.
“Vivo como zombi, pero ahora sí dije no. Ya se llevaron a mis dos hermanos […] Ya no puedo. Ya no me importa, solamente quiero que se dé con el paradero de ellos. Limpiar la memoria de mi hermano [Octavio] si es que ya está muerto. Ellos no tenían la necesidad de hacer nada de eso, porque se nos enseñó y educó con muchos valores […]. No es cierto nada de eso, por eso es lo que más me duele”, finaliza.