Claroscuro, por: Francisco López Vargas.
Pareciera que como sociedad seguimos sin estar muy maduros para eso de elegir a los mejores candidatos. Los ciudadanos, ante todo, debemos de preguntarnos si quienes tienen la intención de aspirar a las gubernaturas tienen no sólo los conocimientos suficientes para hacer un papel decente en el cargo sino que si tienen proyecto, ese que deben darnos a conocer durante el proceso electoral y no dejarnos dudas en lo que pretenden.
El error de haber votado por Andrés Manuel López Obrador estriba no sólo en el engaño que fue su propuesta sino que realmente pareciera no tener un objetivo claro para lograrlo sino que, a ratos, creyera que llegar a la presidencia era el único objetivo real y no el proyecto para lograr el cambio del país.
Me explico. El candidato López decía que era una mediocridad tener un crecimiento económico del 2 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) y todos aplaudimos su declaración porque en verdad así lo veíamos.
En un país tan rico es una mediocridad crecer tan poco cuando tenemos todo para levantar ese crecimiento, se decía en las reuniones.
López Obrador jamás explicó cómo lo haría para llegar a esa cifra mágica y, en verdad, mucha gente tampoco se lo preguntó porque, la verdad, no les interesaba eso sino vengarse de los ladrones del pasado, sacarlos del gobierno por sus excesos.
López hablaba de la necesidad de empleo y se quejaba de que hubiera tan pocas oportunidades para los recién egresados y se ufanaba de que en su proyecto crecería no sólo el ingreso mínimo sino que habría una promoción real de la ocupación.
A nadie se le ocurrió preguntarle sobre cómo incentivaría a la industria y al comercio para que su propuesta fuera viable. Se le escuchó porque hablaba mal del gobierno que abusaba de los ciudadanos.
Decía que se respetarían las guarderías y que los niños no pasarían trabajo para atenderse. Decía también que había que hacer universal la atención médica y hospitalaria y que la medicina sería un eje importante de su gobierno porque sería como en Noruega. Nadie le preguntó nada. Sonaba bien la propuesta.
Y como esas Andrés Manuel tenía la respuesta correcta, la adecuada a cada queja. El hartazgo social era su mejor aliado.
Los resultados a dos años de su gestión acreditan que no sólo no hubo proyecto después de tres campañas y 18 años de buscar ganar la presidencia sino que la improvisación ha sido el común denominador, lo que se demuestra con muchas de las decisiones tomadas sin tener como sustituir lo que se desaparece o anula agravando los daños a la sociedad.
La convocatoria de Sí por México, integrado por 500 organizaciones de la sociedad civil, pareciera el despertar de quienes hasta hoy habían logrado cambios sustanciales en el país y la modificación de las conductas en el gobierno, precisamente para revertir no sólo las decisiones improvisadas sino también para evitar que se siga anulando mucho de lo que el país avanzó desde la transición democrática.
Está claro que ha sido un acierto haber logrado que los presidentes del PAN, del PRD y del PRI entiendan que es hora de dejar de lado sus intereses y traten de acordar cómo lograr que los ciudadanos volteen a ver a los candidatos que realmente sean una oposición propositiva y no sólo levantadedos que, en automático, acatan la instrucción del poderoso tratando de quedar bien y consolidar su futuro personal y sus aspiraciones políticas.
En los 15 estados en los que habrá cambio de gobierno, la alianza deberá presentar candidatos consensuados por esos partidos y que la sociedad no sienta como imposiciones y que tengan la calidad moral para hacer una campaña exitosa y lograr detener a los candidatos de Morena, que como partido ya también se encuentra en medio de esa crisis de partido que logró llevar a López Obrador a la presidencia.
En Yucatán, donde no hay cambio de gobernador aunque si del Congreso, de los ayuntamientos y de las diputaciones federales, el éxito de la alianza tendrá que ver con esos 5 distritos federales electorales que estarán en litigio y nos permitirá saber si la actuación del actual gobierno les alcanza para sostener esa aprobación del titular del Ejecutivo como uno de los cinco mejores gobernadores del país en todas las encuestas.
En Campeche sí hay una lucha por la gubernatura y ya desde ahora se plantean posibles candidatos que habrían de definirse plenamente, a más tardar, al terminar el año para empezar en enero los trámites de registro.
Los tiempos empezaron hace rato, los aspirantes y los nombres aún no son todos los que escuchamos y muchos de éstos se quedarán en el camino porque aparecerán otros, algunos que nadie había incluido en la lista.
