Una de las cosas que me detiene cuando me siento a escribir es qué puedo y debo decir y qué no. Yo me guío principalmente por el derecho que tenemos todos a estar informados, no me meto con la vida privada, pero no puedo callar lo que considero debe ser del conocimiento público, así le haga ñañaras a algunas personas. Eso me enseñaste don Carlos Menéndez.
Por esa forma tuya y por la “línea” de tu periódico te volvistes un hombre polémico, pero si tu eras polémico, don Víctor Cervera lo era mucho más, su sólo nombre despierta escozor y es mucha, muchísima gente, la que piensa que ustedes no se podían ver, quizá porque sólo recuerdan las desavenencias entre ustedes o porque nunca conocieron la otra cara de la moneda, en la cual me tocó un poco de juego, aunque sea de recoje pelotas.
Lo más remoto que me viene a la memoria es una tarde, tú parado frente a mi escritorio: ¿Qué dice Víctor, va a buscar la alcaldía? Carlos Loret no lo permitirá, no sólo tiene candidato sino que ya sabe de Cervera y si le permite crecer no podrá controlarlo. Quizá no fueron tus palabras exactas, pero es la idea que recuerdo porque Víctor no era “carta” de Loret y, ajeno a los priistas de entonces, se estaba abriendo camino por cuenta propia, la “disciplina” partidista no era lo suyo.
Sería prolijo hablar del señor Cervera quien comenzó su liderazgo en la secundaria, luego como presidente de la Federación Estudiantil y después entre campesinos del Sur del Estado, donde si no me equivoco fue su primer Distrito como diputado local.
Y bien que lo conocías desde entonces, jefe, porque cuando se impuso a la voluntad de Loret y se hizo alcalde advertiste que vendrían problemas y así fue. Recién desempacados ambos, uno en la presidencia municipal y otro en el gobierno, Loret quiso meter mano en el Ayuntamiento, adquirió maquinaria y equipo para la Comuna y dijo: Ahí lo tienes, me lo pagas con tus participaciones que yo manejo. Cervera no lo aceptó no, y comenzó una lucha abierta entre ambos. Tu, don Carlos Menéndez, tomaste partido. Consta en tu periódico.
Tu premisa era irrefutable, el gobierno del Estado no tiene por qué meterse a decidir qué le conviene o no al Ayuntamiento, es libre constitucionalmente. A Carlos Loret no le hizo gracia tu postura, no esperaba las notas que sacó tu periódico y te lo dijo por teléfono, y también por mi conducto: Cervera es un revoltoso, hay que ponerle un freno, advirtió.
Don Víctor era aún muy joven pero tenía sensibilidad, mucha. Sabía del buen desempeño de su antecesor Correa Rachó y jamás lo atacó para no echarse a la gente encima, sabía qué le gustaba al Diario y lo conservó: informes económicos diarios pero, además, desde entonces pensaba en grande y anunció 100 kilómetros de calles nuevas para Mérida, aquella ciudad que no llegaba todavía a los 300 mil habitantes y cuyo presupuesto era de apenas de unos 15 millones.
Obvio que se ganaba las ocho columnas y desplazaba a Loret y éste lo sufría. Y no hay que olvidar que Loret era periodista, y fue empleado del Diario, y se decía “amigo con derechos”, jejeje. En fin, que cuando comienzo a hablar de estas cosas no me callo y sí, ya sé, ni allá donde estas sobra el tiempo para estar leyendo mis misivas. Hasta a tí que eras director del periódico, como a todos, les da, eso que empieza con “hue”, leer textos largos.
Seguimos otro día, porque recuerdo bien cuando Loret desconoció al Ayuntamiento cerverista y hubo aquella manifestación con un gran robo e incendios de comercios en el Centro y el Diario se volcó en favor de la comuna meridana cuando el gober esperaba la eches la culpa a Cervera. Bueno, otro rato, saludos a mi amigo, ya sabes quien. Bye.