La moneda estaba allí, debajo de un naranjo.
La mujer que lo encontrò sonriò feliz… Aquella semana se había roto la lavadora, y los libros del curso nuevo eran carísimos! Con aquella moneda compraría chocolate para las niñas, les encantaba!
La moneda seguía allí, debajo del naranjo.
El anciano que la encontrò la llevò a la iglesia. Era creyente muy firme, y tenía una hermana monja… Deseò que con el dinero que su mala vista había hallado se pudiera calmar la sed o el hambre de algún bebé o algún pequeño…
La moneda continuò allí, bajo el naranjo.
La chica que la encontrò se puso muy contenta
y corriò hacia una librería… Comprò un libro sobre guitarra flamenca, lo regalaría a su mejor amigo, nada más imaginar la cara de felicidad que pondría al abrir el paquete la hacía reír…
La moneda allí estaba! También el naranjo!
Pasò una veinteañera y sin dudarlo se comprò un bolso bastante caro, al punto se tomò una foto luciéndolo, la colgò en su twitter y su instagram y de texto escribiò: “Detallazo de mi admirador secreto, de uno de ellos”…
La moneda ya no estaba allí. El naranjo sí…
Dedicado a todas mis amigas y amigos
Dedicado a Luisito, hoy y siempre