..desde la ventana le llegaban los sonidos de la vida, de septiembre, de lo que era bonito. Allá, fuera del dormitorio, llegaban niños a casa tras las vacaciones, regresaba gente de comprar los libros de texto, fluían la semana, el estar, el hacer.
Y llegó también ella: Paulina.
Él la veía la niña más mona del mundo. Y le hablaba normal, como si no tuviera cáncer, sin miedo a la quimioterapia o al propio miedo. Y con ella volvió la música. Su cuarto y el de ella se observaban el uno al otro… Paulina abría el cristal… y dejaba sonar la música…
Regálame la silla, de Alejandro Sanz. Amor de san Juan, de Niña Pastori. Dale luz, de Antonio Carmona. A fuego lento, de Rosana. Ley de vida, de Nani Cortés. Let the music play, de Barry White. Nerva, pasodoble torero.
Paulina era la luz, el alma, el sonido..
Mi próxima novela lleva un canto y un agradecimiento a la música.. dedicado a la música
A los que hacen posible la música
A Luis
A Lourdes y Carlos, valientes
A Eva, ole tú
A mi amiga Ana
A Arantxa y Carlos
A mi flamenco
Al toreo
Y a la gente con buen sonido
