La NBA ha decidido retomar su presencia física en China tras una ausencia prolongada de seis años. El regreso se materializa con dos partidos de pretemporada entre los Brooklyn Nets y los Phoenix Suns, los cuales se jugarán en Macao, una región administrativa especial.
Este repliegue forzoso tuvo su origen en 2019, cuando el director general de los Houston Rockets, Daryl Morey, expresó apoyo a las protestas prodemocracia de Hong Kong mediante un mensaje en redes. Ante ello, las autoridades chinas respondieron suspendiendo la transmisión de partidos y endureciendo las relaciones comerciales con la liga.
El regreso al mercado chino va acompañado de una estrategia ambiciosa: en alianza con Alibaba Cloud, la NBA pretende “mejorar la experiencia de transmisión en vivo y el compromiso con los aficionados” en ese país. Además, la transmisión continuará bajo el control de Tencent, con el contrato vigente extendido hasta 2027.
Este relanzamiento representa, más allá de eventos deportivos, un gesto simbólico que busca reconstruir puentes con uno de los mercados más importantes en audiencia para la NBA. Según diversas estimaciones, antes de 2019 los partidos de la liga atraían cientos de millones de televidentes en China, y el baloncesto es practicado por decenas de millones en ese país.
Además, el dueño de los Nets, Joe Tsai —copresidente de Alibaba— se convierte en una figura central para esta reconciliación. Si bien no se ha borrado por completo la memoria del conflicto político, este retorno abre una nueva etapa en la relación deportiva entre Estados Unidos y China, donde el deporte puede servir de puente cultural y diplomático.
