La Revista

La normalización e institucionalización de la violencia en el lenguaje del Gobierno Federal

José Luis Novelo Ayuso
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“La violencia sea cual sea la forma en que se manifieste, es un fracaso”. Jean Paul Sartre.

“Pues yo creo que esto ya fue una circunstancia que se dio
como se da en todos los eventos en el País todos los días a todas
horas, en todos los lugares del País”. 

Palabras textuales pronunciadas por la Secretaria de
Gobernación del Gobierno de la 4° Transformación, Olga Sánchez
Cordero al pedirle su posicionamiento y opinión sobre los policías
ejecutados y acribillados por una célula armada del Cártel Jalisco
Nueva Generación, en la localidad de Aguaje, municipio de Aguililla
Michoacán. 

Ante tal afirmación, tan general y tan superficial por parte de quien
se supone es la responsable de la seguridad interna en el país y la
responsable de coordinar los esfuerzos nacionales en materia de
seguridad pública cabe preguntarnos si todos los miembros del
gabinete presidencial han sido contagiados por López Obrador en
cuanto a su modus operandi verborrágico; no es posible que de
manera tan temeraria, tan aventurada y no pensada se generalicen
situaciones que atañen a zonas específicas del País y que el
Gobierno, fiel a sus costumbres desde el inicio de su administración,
se siga dedicando a tender cortinas de humo por no tener un plan
concreto y efectivo para combatir al crimen organizado; con
aseveraciones como esta, a la que seguramente vendrán miles de
excusas entre las que destacaran que las declaraciones fueron
sacadas de contexto, Sánchez Cordero no hace más que confirmar
que desconoce, esperemos que el Presidente no, el interés del
crimen organizado por la plaza de Michoacán por las importantes
cantidades de dinero que se mueven a través de su invaluable
puerto, Lázaro Cárdenas, lo ocurrido deja al descubierto y al desnudo
al Gobierno en su fallida estrategia de pacificación, “Abrazos, no
balazos”, ha dicho en muchas ocasiones el señor López; el crimen
organizado no juega señor Presidente, no existe mas que lealtad
entre ellos por las plazas, el dinero y las drogas, obvio que ante un
Gobierno que ha demostrado tibieza, debilidad y nulidad en el
actuar, los delincuentes, los menos, se sienten envalentonados ante
los más, ante los millones de mexicanos que pedimos al Gobierno
que actúe con firmeza y determinación para garantizar la seguridad,
paz y tranquilidad del pueblo y sus habitantes. No vamos por buen
camino señor Presidente, no es normal señora Secretaria de
Gobernación que 13 policías de esa entidad mueran en una
ejecución múltiple a manos de un comando armado que ya los había
amenazado, no es normal que sus seres queridos sufran y además
les informe que es normal que mueran asesinados, demostrando con
ello la falta de sensibilidad y la actitud para acabar con este flagelo,
¿Cuántos policías tendrían que morir en una sola ejecución para que
se considere anormal y se tome con seriedad el asunto de seguridad
publica señora Sánchez Cordero? Mientras tanto vemos con tristeza
y preocupación que a quien se le echa la culpa por la violencia
desatada en su lucha contra la delincuencia sin que esto implique
justificarlo, Felipe Calderón, este acabo su sexenio con poco mas de
121,000 mexicanos víctimas y bajas de estas acciones, hoy el
Presidente López, en 10 meses y medio de Gobierno sus estadísticas
en materia de víctimas ascienden a casi 30,000 muertos, es decir en
menos de un año y ya casi el 25 % en comparación con un sexenio. 

Esto no es normal señor Presidente, no puede usted seguir haciendo
como que no ocurre nada, le pedimos seriedad en este asunto que
sin distinción alguna a todos nos ocupa y nos preocupa, cuando deje
usted de pensar y festejar las ocurrencias de acusar con sus madres
a los delincuentes para que les jalen sus orejas, vera la magnitud y el
tamaño del monstruo de la inseguridad. En CDMX, su Jefe de
Gobierno de la 4ta transformación, Claudia Sheinbaum tampoco
parece dimensionar la gravedad del asunto, como si la Ciudad no
padeciera inseguridad y violencia, al poner a los miembros de la
Guardia Nacional a limpiar sus calles, sobre advertencia no hay
engaño, que no nos ocurra lo del cuento del popular Pepito que
tantas veces gritó: ¡Ahí viene el lobo, ahí viene el lobo!, hasta que
llegó de verdad, nadie le creyó y las ovejas se comió. ¡Es Cuánto!

José Luis Novelo Ayuso
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