Arsenal, por: Francisco Garfias.
A un año, cuatro meses y cinco días de las elecciones
presidenciales, el tono sube entre el Presidente y el INE. ¿Motivo? El plan B
electoral.
A López Obrador no le gustó ni tantito que los 11
consejeros del instituto acordaran, por unanimidad, acudir a todas las
instancias legales, incluida la SCJN, para frenar el famoso plan B que, por
instrucciones de la Segob, descuartiza al INE, según Lorenzo Córdova, consejero
presidente del INE.
Los consejeros consideran que las seis leyes que
integran el famoso plan —dos ya se publicaron y las otras cuatro están por ser
aprobadas en el Senado— ponen en riesgo, no sólo las elecciones federales de
2024, sino la democracia misma.
La reforma desaparece la Secretaría Ejecutiva del INE
y el Servicio Profesional de Carrera, deja sin empleo a 2 mil 175 personas,
reduce a su mínima expresión los Organismos Públicos Locales Electorales
(Oples), con el falso argumento de que tenemos las elecciones más caras del
mundo.
Elimina, además, los cinco vocales que hay en las 300
juntas distritales y deja a uno solo que llaman “operativo”, éste deberá
realizar las tareas de los cinco:
Actualizar las secciones electorales, organizar recorridos para ubicar
instalación de casillas, capacitar a funcionarios que cuentan los votos, entre
otras cosas.
La noticia calentó al Presidente. Desde el púlpito de
la mañanera descalificó a los consejeros del instituto, a la mayoría de
ministros de la SCJN; a comunicadores incómodos como Ciro Gómez Leyva, Joaquín
López-Dóriga y Carlos Loret de Mola.
López Obrador utilizó un escenario que era real hace
más de tres décadas —cuando los conflictos electorales eran el pan nuestro de
cada día— para desacreditar al INE y al TEPJF.
Preguntó el Presidente: “¿No son ellos los que
permiten el relleno de urnas y la falsificación de actas? ¿No son las
autoridades electorales las que se roban los paquetes? ¿No son las autoridades
electorales las que permiten la compra del voto? ¿Qué, no son éstos los que le
dieron registro a candidatos a la Presidencia que no cumplían los requisitos
por consigna, porque se los pidió el presidente de ese entonces? Que se vayan a
engañar a otra parte. A lo mejor lo que están buscando ahora es salir a la
calle para decir: ‘El INE no se toca’, pero lo del fondo sea el decir: ‘García
Luna no se toca’, porque eso los trae nerviosísimos”.
No aportó una sola prueba de sus acusaciones. Sólo
aplicó una frase de Goebbels, propagandista de Hitler, a la que recurre
frecuentemente: “Una calumnia que se repite mil veces se convierte en verdad”.
¿Qué tiene que ver lo de García Luna, preso en Estados
Unidos, con el INE? Nada. Pero hay que asociar al árbitro electoral con la
figura de lo torcido, lo tramposo, lo corrupto.
Un dato contundente que echa por tierra lo dicho por
López Obrador. El INE ha organizado 330 elecciones (federales, locales,
ordinarias y extraordinarias) desde que dejó de ser IFE, hace nueve años. No se
registró un sólo conflicto poselectoral.
La respuesta de Lorenzo Córdova, presidente consejero
del INE, no fue blandita. Dijo que, si López Obrador quiere encontrar a los
mapaches electorales, tiene que buscarlos en su gobierno (alusión a Manuel
Bartlett).
El consejero presidente citó testimonios presenciales
que le filtraron para asegurar que el secretario de Gobernación, Adán Augusto
López Hernández, les dio la siguiente instrucción a los legisladores de Morena:
“Hay que descuartizar al INE”.