La icónica Quinta Avenida de Nueva York, una de las calles más famosas del mundo, ha cumplido recientemente 200 años. Desde su inauguración en 1824, ha sido testigo de la evolución de la Gran Manzana, desde los lujosos palacetes de la “edad dorada” hasta el epicentro del lujo, la cultura y los desfiles más emblemáticos de la ciudad. Con una longitud de 10 kilómetros que atraviesa Manhattan, esta arteria ha sido un símbolo de riqueza y poder, y sigue siendo uno de los destinos más visitados por turistas y neoyorquinos por igual.
La historia de la Quinta Avenida está entrelazada con los momentos más memorables de la cultura pop. En sus aceras, se han filmado escenas inolvidables, como cuando Carrie Bradshaw, la protagonista de Sex and the City, paseaba frente a Saks Fifth Avenue, o cuando Audrey Hepburn desayunaba en Tiffany’s en la película Desayuno en Tiffany’s. También fue el escenario donde Spiderman salvaba a Mary Jane frente a la Catedral de San Patricio, y los Cazafantasmas investigaban fenómenos paranormales en la Biblioteca Pública de Nueva York.
Desde su creación, la Quinta Avenida ha sido el lugar donde las familias más adineradas de Nueva York, como los Astor, Carnegie, Vanderbilt y Frick, levantaron sus mansiones. Inspirados por los estilos europeos, estos palacetes eran símbolos de poder y opulencia. En los primeros años del siglo XX, mansiones como la de Marjorie Merriweather Post, heredera de la fortuna de Postum, competían por el lujo y la extravagancia, con viviendas que contaban con más de 50 habitaciones.
Además, la Quinta Avenida se convirtió en el lugar para ver y ser visto. Durante la llamada edad dorada, los neoyorquinos se vestían con sus mejores galas para pasear por la famosa calle, mientras los ricos vecinos se oponían a la construcción del metro para evitar que su prestigiosa avenida se viera afectada por el ruido y el desorden.
La Quinta Avenida es también conocida por su concentración de tiendas de lujo, especialmente entre las calles 34 y 59. Grandes almacenes como Bergdorf Goodman (1928) y Saks Fifth Avenue han sido la meca del shopping de alto nivel, junto con joyerías como Cartier, Tiffany y Bulgari, y boutiques de marcas de renombre como Prada, Gucci y Versace. Incluso Apple ha encontrado un lugar destacado en esta zona, que sigue siendo uno de los destinos de compras más importantes del mundo.
Además, en la Quinta Avenida se encuentran algunas de las principales atracciones turísticas de la ciudad. El Rockefeller Center, construido entre 1931 y 1939, es hogar del famoso árbol de Navidad y de su pista de patinaje sobre hielo, mientras que la imponente Catedral de Saint Patrick, un ejemplo de arquitectura neogótica, se erige como otro hito icónico. Más al norte, la “milla de los museos” alberga instituciones de renombre mundial como el Museo Metropolitano de Arte, el Guggenheim y el Museo de la Ciudad de Nueva York.
La Quinta Avenida también es el escenario de los desfiles más importantes de Nueva York, como el desfile del Día de San Patricio, el de la comunidad italiana y el hispano, que reflejan la diversidad cultural que caracteriza a la ciudad. Cada año, miles de neoyorquinos y turistas se reúnen para celebrar las tradiciones y raíces de sus comunidades.
En el marco de su bicentenario, la Quinta Avenida enfrenta su primer rediseño en varias décadas. La Alcaldía de Nueva York ha propuesto un plan para ampliar las aceras, reducir el número de carriles de tráfico, mejorar la iluminación y acortar los cruces peatonales, con el fin de hacerla más accesible y moderna sin perder su esencia histórica.
Hoy, la Quinta Avenida continúa siendo un reflejo de la grandeza y el dinamismo de Nueva York, un lugar donde el pasado y el presente se encuentran para seguir marcando el futuro de la ciudad.