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La seguridad no es un juego

Editorial La Revista Peninsular
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El tema de la seguridad ha figurado en los encabezados
de la prensa nacional y local durante los últimos días. A nivel nacional se
pueden observar críticas a la estrategia de “abrazos, no balazos” del
presidente debido al aumento de la violencia en el país, mientras que a nivel
local han trascendido un par de sucesos que afectan la percepción de seguridad
que existe en nuestra entidad.

Ante la crisis de inseguridad que aqueja a México,
Yucatán se ha mantenido como una excepción con índices de seguridad similares a
los que se pueden observar en urbes europeas. Este rechazo a la violencia ha
sido posible gracias a una excepcional estrategia de seguridad que se ha
construido por décadas, la cual trasciende partidos políticos y gobiernos.
Gracias al inamovible compromiso con la paz que han demostrado los gobernantes
yucatecos, se ha podido consolidar una corporación policial que se caracteriza
por la formación profesional de sus elementos y la infraestructura de primer
nivel con la que cuenta.

Ahora bien, este sobresaliente cuerpo policial no es
el único motivo por el que Yucatán tiene índices de seguridad excepcionales. La
población yucateca también es un factor elemental para explicar la paz en el
estado debido a un par de características que posee. En primer lugar, es una
población desarmada lo cual representa repudio a la violencia y un compromiso
con la resolución pacífica de los conflictos. En segundo lugar, los yucatecos
suelen denunciar hechos que les parecen sospechosos pues acostumbran a vigilar
y cuidar su entorno, además de que confían en sus elementos de seguridad.

Es cierto que hay policías malos y que se cometen
errores, pero en general existe un balance positivo que permite que los
yucatecos puedan confiar en su policía lo cual puede apreciarse en la
efectividad de las denuncias anónimas.

Lo anterior no significa que el estado esté exento de
violencia. De hecho, durante esta semana se han dado acontecimientos que nos
recuerdan lo frágil que puede ser nuestra seguridad.

Este fin de semana se encontraron en Chikindzont,
Yucatán los cuerpos de 8 personas que presuntamente fueron ultimadas en
territorio quintanarroense por miembros del crimen organizado. Además, por la
mañana de este martes se llevó a cabo un gran operativo policial en la ciudad
de Mérida para detener a dos personas que pretendieron darse a la fuga después
de que policías intentaron arrestarlos en el barrio de San Sebastián por la
presunta comisión de delitos de violencia laboral.

La cercanía entre ambos hechos hace que no puedan ser
considerados como aislados. Si bien, esto no rompe la percepción de seguridad
que existe en el estado, sí se vuelve evidente que están surgiendo retos que complican
su preservación.

Por lo tanto, es necesario hacer un exhorto a las
autoridades y a la ciudadanía a hacer lo que les corresponde para continuar
garantizando la seguridad en el estado. Las autoridades deberán seguir
desempeñando sus labores de seguridad pública con el profesionalismo que les
caracteriza para que la población continúe confiando en ellas y denuncien
cuando presencien posibles hechos ilícitos.

La seguridad no es un juego, es probablemente el bien
más importante con el que contamos los yucatecos. Pongamos todos de nuestra
parte como sociedad para no perderla.

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