Por: Carlos Mena.
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@cmenab
“Sólo los dioses y
las bestias no necesitan de la política y
la comunidad” Aristóteles.
A la memoria de Mario Menéndez Cámara.
El derecho a la información es un principio
constitucional, la responsabilidad social de un informador es muy importante
porque en ellos recae la opinión pública, su pulcritud, visión social y
espíritu democrático en lo que genera la cultura y las acciones de millones de
personas en México.
Hemos visto como sociedad un pugilato entre el
gobierno y los medios de comunicación, donde la agenda pública ha sido
sustituida por un combate ideológico haciendo a un lado los grandes problemas
del país que todos queremos superar como la seguridad, salud, educación, medio
ambiente, derechos humanos, etc.
Pero, ¿cómo lo hacen otros países para garantizar la
pluralidad en la prensa? en un pequeño estudio me di cuenta que en Inglaterra
un medio de prensa no puede ser dueño de un medio de radio, que en Francia
ninguna persona física puede concentrar más del 10% de una empresa radiofónica,
televisiva o de prensa esta pulverización accionaria garantiza que un solo
dueño no domine la línea editorial de una empresa de alto impacto social.
Esto nace de una simple idea, un medio de comunicación
sigue siendo una empresa, el objetivo de la empresa es satisfacer una necesidad
y la maximización de utilidades, los clientes de estas son el gobierno y/o
empresas privadas generalmente grandes mientras en medio de comunicación sea
grande, las relaciones entre ambos son positivas mientras su visión de país lo
sea, el medio de comunicación solo es el mensajero del cliente. La pluralidad es
la excepción en México, también lo es la opinión pública. La leyes europeas se
establecieron para intentar garantizar la pluralidad, las comparten Francia,
Inglaterra, Dinamarca, Italia, Noruega los países más democráticos y
civilizados del planeta.
En Estados Unidos pasó exactamente igual Donald Trump
con todos sus problemas personales y carencias culturales se enfrentó una
prensa hostil por tener una política económica nacionalista en contra de los
intereses de Wall Street, donde critico la transferencia de industrias a China
y demostró que el libre comercio que golpeó la clase media de Estados Unidos,
los números alegres del comercio mundial no permearon en todos los ciudadanos
sino que concentraron más la riqueza es por eso que ahora los países del mundo
se inclinan a gobiernos más sociales.
Hacer periodismo no es criticar o aplaudir todos los
días al gobierno eso es activismo político, hacer gobierno no es criticar todos
los días a lo que se oponen al gobierno eso es radicalismo. No provoca respeto
un periodista o payaso que está financiado por opositores del gobierno, tampoco
una prensa que promueve solo los intereses de los anunciantes, la agenda
pública del gobierno es muy amplia, economía, seguridad, salud y sobre todo la
promoción de los valores sociales que perfeccionan a la sociedad cómo el
debate, la democracia, la justicia y la cultura.
Una prensa que se dedica a sembrar la cultura del odio
sistemático, de disponer solo de una línea y opinión preponderante, que evite
evaluar los argumentos de todos los actores políticos, que solo responsabilice
a los servidores públicos y no involucre a la sociedad en su corresponsabilidad
para la solución y debate amplio es una prensa corta, sesgada que no contribuye
a la gobernabilidad y participación ciudadana. Solo administrar culpas.
Existen varias maneras de cambiar el sentido de esta
triste situación, una es dispersando el gasto en publicidad oficial en pequeñas
empresas mediáticas de todo el país hasta le daría una exposición a los
problemas públicos locales, otra es dispersando el gasto de las grandes
secretarías federales igual en empresas locales de todo el país para no
engrandecer monstruos económicos que luego acuchillan con su poder mediático,
otra manera es agravar la responsabilidad penal de las noticias falsas, como la
Profeco castiga a productos con información falsa. Proveer información de
opinión pública es un elemento vital de la democracia que no debe ser
distorsionada, manipulada y mucho menos inducir al engaño.
La debilidad de los liderazgos legislativos, el
conflicto de interés de los grandes empresarios, el silencio de la academia no
ayuda, el espaldarazo de los partidos políticos de oposición a la
radicalización de los medios de comunicación no son herramientas para construir
y solucionar los grandes problemas de México, hasta Carlos Slim lo acepta, esperemos que la sociedad en todas
sus capas reflexione sobre soluciones, diagnósticos y propuestas, y no sólo se
dedique a apuntar culpables o lo peor apartarse de los problemas sociales y
tomar la postura de la apatía e indiferencia que es el verdadero enemigo del
crecimiento social.