Por: Cristina Padín.
Una tarde soleada de mitad de enero P leía el texto que acababa de redactar. Era su propuesta para un trabajo escolar.. trataba sobre la importancia de la lectura y de la comprensión lectora. En el pueblo francés en el que vivía aguardaba expectante la noticia. Sus minutos sabían a esperanza y a azahar..
Esa misma tarde de ese mismo día V leía en Almería una novela de intriga. Le fascinaba ese género, a sus dieciséis años era una gran lectora. Calentaba el sol de enero, aunque la mañana había sido plateada y efervescente. Esperaba con impaciencia la noticia. Sus minutos sabían a magia y a duende con canela..
Y la noticia llegó. Porque (casi) todo llega. Y torearía Alejandro Talavante y torearía Pablo Aguado. Y sobre el albero se dibujaría arte en fantasía y libertad y clasicismo en pura sevillanía. Y eso era el toreo, y eso es. Ole, ilusión, comunión entre lugares diferentes, historia, poesía, leyenda. Y así emocionaba la Fiesta más culta del mundo..
No es afirmar que se es más taurino que el ruedo, es demostrarlo
Al toreo
A Arenes de Arles
A mi mago Talavante
A los lances taurinos
A Pablo Aguado
A mi querido Luis
A mi amigo Moshy Cohen
A la cultura
Al ole