Por: Ismael Méndez Camargo.
El tema del virus de inmunodeficiencia humana, mejor conocido como VIH, al que todos entienden como SIDA, se ha vuelto en pleno siglo XXI un problema de salud pública, que aunque hoy en día ya no es del todo mortal, sí encierra una serie de factores sociales, familiares y económicos para los enfermos o contagiados y para el sector salud público, ante la falta de información de cómo operan los protocolos y sistemas de prevención entre toda la población en México, y la forma de manejar estos casos que en ningún momento son denigrantes ni mucho menos condenas de muerte, si se trata a tiempo a las personas infectadas.
Hace varias décadas las enfermedades sexuales se reducían a la gonorrea, el chancro, las úlceras en los genitales y algunos casos de herpes, tanto en hombres como en mujeres, además que era muy incipiente la información y los modos de evitar los contagios, pues el uso de los preservativos hoy llamados condones estaban muy limitados para su uso por la poca venta y distribución de estos productos que evitan enfermedades y embarazos. Mencionar estos temas era todo un tabú para quien contraía alguna de estas enfermedades, era menospreciado y relegado social y familiarmente, además que no había muchos paliativos médicos o farmacéuticos para mitigar las enfermedades adquiridas por contagio sexual.
Todo se limitaba a remedios caseros o al uso de penicilina, que en muchos de los casos no daban los resultados deseados por la resistencia de los virus y las malas técnicas de aseo íntimo. Hablar de las personas que ya tenían los efectos del SIDA, era un sufrimiento para el enfermo, que tiene como principal vulnerabilidad la baja de sus defensas, ya que el virus ataca los sistemas inmunes y vienen como consecuencia las fallas orgánicas, en su momento los infectados morían de neumonía, diarreas constantes y eran muy susceptibles a cualquier tipo de infección.
Dados estos antecedentes, hoy en día, los contagios que no solo son sexuales, pues hay otros modos de transmisión, que cualquier persona puede checar por internet, son altamente controlados por las unidades médicas especializadas llamadas CAPASITS con una gran efectividad ya que la ciencia ha avanzado y se lleva un control para los pacientes de este tipo de virus, aunque hay que diferenciar qué es una persona con VIH y otra con SIDA, pues tanto las primeras llamadas también cero-positivas, como las segundas, llevan tratamientos con antiretrovirales para minimizar los efectos del virus, para que las personas pueden vivir muchos años con una buena calidad de vida, con los debidos cuidados y tratamientos inherentes a estos tipos de contagios que no solo son sexuales, sino por nacimiento, por transfusiones sanguíneas, por drogas inyectadas etc.
Muchas personas y más aun las que tienen relaciones sexuales sin protección son muy propensas a contraer el virus, y en la gran mayoría de estar contagiadas, no lo saben, pues las manifestaciones de la presencia del virus enemigo no se presentan en los primeros años y las personas piensan que no se pueden contagiar, como dice el slogan…a mí no me va a pasar; y no son capaces de hacerse un estudio sanguíneo y cuando ya se lo practican, no quieren atenderse por el qué dirán y cuando lo hacen a veces ya es demasiado tarde y el organismo ya presenta deterioro y ya muy difícil de resarcir, y la calidad de vida disminuye y el fin de la salud es cada día más cercano y ocurre la muerte ante la desesperación de los familiares que son los últimos en enterarse del padecimiento de sus ser querido. Pero el meollo del asunto es que el tema aún es tabú y símbolo de vergüenza social.
No existen verdaderas campañas para hablar de esos temas y solo se remiten a algunas campañas que se aplican en las escuelas y algunas unidades de salud, pero cuando se habla de repartir de manera gratuita preservativos para evitar el contagio por vía sexual, los mismos colegios se oponen por ser según ellos temas que no deben abarcarse en dichos centro educativos, para evitar malas interpretaciones, argumentando que es asunto de la familia y de las autoridades de salud, y que también son rechazadas por las instituciones religiosas, que se limitan a decir, que repartir preservativos solo sirven para dar malas ideas a los jóvenes y condenan hablar del tema y mucho menos de difundir el uso de los condones y ni en sueños distribuirlos entre sus comunidades.
Yo quisiera decir… ¿qué es peor? distribuir los preservativos que evitarán con su uso una serie de todo tipo de problemas o las inmoralidades que hacen algunos sacerdotes, pastores o hermanos de la religión que atentan y seducen a las personas vulnerables como los menores de edad y a las mujeres son seducidas por los ministros de las iglesias, y con qué calidad moral se pronuncian en contra de los temas de enfermedades sexuales, cuando sabemos de ante mano que muchos religiosos llevan una doble moral, y que nunca se preocupan de su feligresía como debe ser y no es que sean unos monstruos por sus acciones, sino porque su apostolado de vida es el celibato y la no fornicación, aunque luego dicen que son seres humanos y por tanto, débiles.
No se trata de hacer una campaña de salud, pero es a todas luces un mensaje para que todos los que han estado expuestos a algún tipo de riesgo, valoren su vida para cuidarse y checarse cotidianamente, sin importar el que dirán, y que la sociedad tome su estafeta para cerrar filas al virus de la inmuno deficiencia adquirida y valoren su vida con una dupla de equipo; padres unir fuerzas con sus hijos, hijos sincerarse con sus padres o familiares; maestros hablar del tema en reuniones de padres de familia, religiosos hagan conciencia con los miembros de sus iglesias, el uso del condón para efecto de salvar vidas, distribuyan estas ideas para proteger a las personas de las consecuencias de adquirir el virus y por favor acudan a los CAPASITS y pierdan el miedo a los estigmas sociales.