Por: Marco A. Cortez N.
Bien dicen que los abuelos disfrutan más a los nietos que a los hijos. La razón, me han dicho varios de ellos, es que en su época productiva no disfrutaron tanto a sus hijos como ahora lo pueden hacer con sus nietos a quienes dan todo de sí.
En efecto, soy testigo de ello, cuando laboré de manera ininterrumpida 40 años fuera de mi hogar, viajando o llegando prácticamente a lo que era comida-cena y al necesario descanso para que al día siguiente retomara el quehacer laboral.
Sí conviví con mis hijos, lo hice todo el tiempo que pude, en vacaciones sobre todo, en aquellos inolvidables viajes durante los veranos, todos con un mismo amor por el mar, el sol, la arena, el amanecer y al atardecer.
Ver salir y ver también como se oculta el Sol, estando en el mar no tiene precio; es estar en contacto con lo que más amas, con lo que más aprecias y quieres en esta vida.
Es recordar momentos, personas, instantes que nos llenan de energía como el mar mismo, y revitalizan para seguir adelante en nuestro andar por la vida que nos toca vivir a todos y cada uno de los habitantes de este hermoso planeta que en muchas ocasiones olvidamos ya sea por el ritmo de vida, por el materialismo y por el consumo.
¿Saben?, lo bello de la vida es pisar la tierra descalzo, estando fría o hirviendo por los rayos del Sol, por las noches levantar la mirada al cielo y gozar de las nubes y estrellas entre las cuales pasan fugaces algunas de ellas, así como la vida misma.
Mis hijos tienen 3 de sus 4 abuelos, uno de ellos, mi padre, ya no está físicamente, continúa con nosotros pero de otra forma, en otra esencia. Día del Abuelo, el ser que da sin esperar nada a cambio, el sabio que escucha y orienta sin costo, el que sonríe mostrándote su corazón, su alma, y feliz del haber cumplido con su porción en esta vida.
A todos ellos mi cariño y mi respeto. Todos, algún día, si tenemos suerte, llegaremos a esos niveles de existencia, de experiencia, de conocimiento y de felicidad. Eso, eso…estimados amigos, depende de cada uno de nosotros, de lo que hacemos, lo que decimos y lo que pensamos.
Felicidades abuelitos porque ustedes son el ejemplo de que la vida, como decía mi padre que en paz descanse, “La vida es una ilusión, hoy eres un niño, y mañana, cuando abras los ojos, ya habrá pasado frente a ti, sin darte cuenta. Aprovéchala, no pierdas un solo segundo”.
Hasta la próxima y recuerda: La vida, es como una estrella fugaz.