A Christine Lagarde le toca volver a tratar de agitar la conciencia de los líderes de la UE. Otra cumbre más. La presidenta del Banco Central Europeo (BCE) urgió este jueves en la reunión por videoconferencia de jefes de Estado y de Gobierno a actuar con contundencia ante las dimensiones de la recesión. Según fuentes comunitarias, Lagarde afirmó que su institución prevé que la economía de la zona euro caiga un 9%, aunque el desplome podría llegar al 15%. Ante esa posibilidad, Lagarde pidió a los Veintisiete un plan “rápido, firme y flexible”.
La banquera central llega de nuevo a la cumbre tras haber actuado para evitar males mayores. El miércoles, el BCE había anunciado que aceptaría los bonos basura como garantía en las operaciones de liquidez a la banca ante la subida de las primas de riesgo de España e Italia. Esos dos países —y también Francia, Portugal o Grecia— pelean en la reunión por lanzar un plan de estímulos sin entrar en el peligroso terreno de otra crisis de deuda soberana.
A comienzos de marzo, Lagarde se dirigió a los Veintisiete para advertirles de una crisis similar a la de 2008. Hoy ya hay la certidumbre de que esa recesión será peor que la de entonces. El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé una caída del PIB del 7,5%. El BCE va más lejos. Según las fuentes consultadas, el BCE ya baraja en su escenario central que la bajada sea del 9%, pero no descarta que pueda llegar incluso al 15%.
La magnitud de esa recesión dependerá de multitud de factores aún desconocidos, como la velocidad que se imprima a la desescalada o la posibilidad de una segunda oleada. Pero también de la potencia del paquete de medidas que adopten los Veintisiete. Por ello, Lagarde les advirtió del peligro de un “too little, too late“ (“demasiado poco, demasiado tarde”) —aunque no dijo que aún fuera el caso— y les reclamó un plan de recuperación que sea aplicado de forma rápida y enérgica.
El presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, también reclamó a los líderes de la UE que frenen esa “espiral catastrófica” en la que ha entrado la economía europea. Sassoli dio un espaldarazo a la propuesta de la Comisión al pedir una “gran inversión” financiada por un Presupuesto de la UE más fuerte, pero también con otros instrumentos como un fondo de recuperación respaldado por el presupuesto de la UE.
Antes de la cumbre, Angela Merkel anunció desde Berlín que Alemania está dispuesta a hacer “contribuciones considerablemente más altas” en el presupuesto de la Unión. La canciller alemana puso así, en un discurso pronunciado en el Bundestag, el énfasis en el margen de maniobra del presupuesto europeo como instrumento para paliar la debacle económica consecuencia del coronavirus. El incremento será, según dijo, limitado en el tiempo. Merkel defendió un plan de recuperación económica de al menos dos años, sin ofrecer más detalles. “A Alemania solo le puede ir bien si a Europa le va bien”, recordó.
“Esta pandemia afecta a todos, pero no a todos por igual. Si no tenemos cuidado, servirá de excusa para todos aquellos que están causando la división de la sociedad”, dijo en alusión a las profundas grietas que la financiación de la reconstrucción está provocando entre los países de la Unión Europa.
La canciller adelantó en el Bundestag que las negociaciones de la cumbre del jueves no pretenden cerrar todos los detalles. “Debemos estar preparados, con un espíritu de solidaridad para hacer durante un periodo limitado de tiempo contribuciones bastante diferentes, es decir, considerablemente más altas al presupuesto europeo”, dijo Merkel. Berlín ostentará la presidencia de turno europea durante el segundo semestre del año y será entonces cuando está previsto que se negocie el presupuesto plurianual.
Frente al deseo de países afectados como España o Italia de alumbrar instrumentos de mutualización de la deuda como los coronabonos, la canciller reiteró la posición de Berlín de que no son un instrumento adecuado, porque a su juicio requieren un proceso de gestación dilatado y el consentimiento de los Parlamentos nacionales y, por lo tanto, no son adecuados para responder a la emergencia actual.
Merkel hizo estas declaraciones en un hemiciclo en el que se podía ver a algunos parlamentarios con mascarilla y numerosos asientos vacíos para guardar la distancia de seguridad. Alemania, el quinto país del mundo con más casos de contagios por coronavirus, ha logrado que su sistema sanitario no se desborde y registra 5.094 muertes, una cifra comparativamente más baja que la de otros países europeos.
La jefa de Gobierno pidió sin embargo prudencia, por considerar que la pandemia es un proceso largo, que no ha hecho más que empezar. “No estamos en la fase final, estamos en el comienzo”, estimó. Pese a que los comercios del país volvieron a abrir el lunes, la canciller alertó contra una vuelta demasiado rápida a la nueva normalidad.