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Las Lecciones del Caso Alcásser

David Moreno
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En la pantalla, por: David Moreno. 

Tres chicas adolescentes desaparecen un 13 de noviembre de 1992 en el municipio Valenciano de Alcásser en España. Su búsqueda inicia prácticamente al día siguiente y despierta casi inmediatamente la atención de los medios de comunicación. Hasta esa pequeña comunidad se trasladan las principales cadenas nacionales de televisión y sus figuras televisivas.

La cobertura alcanza una repercusión inusitada en todo el país, todos los noticieros españoles abren sus transmisiones reproduciendo, y muchas veces repitiendo, la poca información que se tenía sobre las pesquisas.

Ante la falta de información oficial lo que abundan son las entrevistas a familiares y compañeros de las muchachas, generando un ambiente de pánico, confusión e histeria colectiva. Una olla de presión que estallaría setenta y cinco días después cuando dos apicultores encuentran los cadáveres de Desireé, Toni y Miriam.

Los cuerpos presentaban huellas de tortura y abuso sexual. Se desata entonces un desquiciado circo mediático en el que participan desde especialistas en criminología, charlatanes que solo buscas exposición televisiva y los familiares de las muchachas.

El dolor alimenta al morbo de una sociedad indignada, conmovida y por lo tanto profundamente manipulable, algo que la televisión aprovecha para generar puntos de rating.

Todos los principios básicos de la ética periodística desaparecen y el circo alcanza un punto climático con la transmisión de un “programa especial” realizado desde el gimnasio de la escuela de la comunidad en el que, a unas horas del funeral, se hacen entrevistas con los padres, hermanos y amigos de las muchachas. A partir de entonces y durante muchos años los medios alimentarán teorías de la conspiración, las cuales crecerán durante el juicio de uno de los presuntos implicados en el crimen.

Todo lo anterior puede verse y seguirse con lujo de detalle en el estupendo documental titulado “El Caso Alcásser” de Ramón Campos y León Simiani, cuyas cuatro partes se encuentran disponibles en Netflix.

El trabajo mirará al caso no solamente para ahondar en el manejo que los medios de aquel entonces hicieron del mismo, sino también para hacerlo en las repercusiones que tal manejo tuvo en la sociedad de su tiempo y que persisten en la actual. Se trata de una profunda mirada a lo que a la postre se convirtió en una intrincada y conspiranoica red en la que lo menos importante era la dignidad de las víctimas, la de sus familias y la todos los involucrados en el penoso asunto.

Con habilidad narrativa Campos y Simiani van a entrevistarse con familiares de las víctimas y de los presuntos homicidas, con periodistas, oficiales de la policía, peritos y médicos forenses que estuvieron involucrados en su momento en todo el proceso. Los realizadores echarán mano de dos de los géneros periodísticos más importantes para reconstruir un hecho: la crónica y la entrevista. Con el primero irán armando toda la cronología del caso a partir de la desaparición de las tres adolescentes, profundizarán en el contexto y en cómo una pequeña comunidad perdería su inocencia a partir de que se convierte en el centro de atención de todo un país.

La entrevista permitirá que el espectador tenga un perfil más amplio de los protagonistas del caso y al mismo tiempo generará una reflexión por parte de ellos y ellas hacía el pasado y a las implicaciones que sus acciones de entonces inevitablemente tienen en el presente.

Pero lo más interesante de El Caso Alcásser es que permite hacer un contraste entre el manejo mediático que se hizo de un violento crimen – que hoy por sus características sería considerado como un feminicidio- y el que tenemos ahora en estos días en los que los casos de violencia contra las mujeres y las lamentables muertes que traen consigo tienen cada vez más presencia en noticieros de televisión, planas de periódicos y redes sociales.

Lo abominable es que los circos mediáticos, los atentados contra la dignidad de las víctimas, la falta de ética por parte de medios de comunicación – que han mudado de la dictadura del rating a la del “like” – siguen siendo una reprobable constante. El daño causado por todo lo anterior en los años noventa a las familias de las chicas, a la pequeña comunidad de Alcásser, ha dejado secuelas que son imposibles de borrar.

El Caso Alcásser se convierte entonces en un poderoso instrumento para reflexionar no solamente sobre la violencia hacía las mujeres, sino también a la manera como la interpretamos a través de medios de comunicación poco interesados en cumplir con la responsabilidad social que es inherente a su labor, medios que le siguen apostando – en mayor o menor medida – a generar una situación que solo les es favorable a ellos y en el que el crimen y quienes sufren sus consecuencias son solamente peones movibles y eliminables en el tablero en el que, desde los consorcios de la comunicación hasta los pequeños portales de internet de reciente aparición, manejan y manipulan información que no solamente distorsiona el caso y sus consecuencias sino que genera una sociedad menos sensible y empática ante una tragedia como la narrada en el imperdible documental.

David Moreno
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